La cultura y la Biblia

Jerry Solomon


Esta no es una cultura cristiana. Vivimos en un entorno que nos desafía a evaluar continuamente lo que significa vivir la vida cristiana. Entonces, ¿cómo debemos responder? La respuesta comienza por la Biblia. Nuestra visión de la cultura debe incluir perspectivas bíblicas. En este ensayo, buscaremos investigar pasajes selectos de las Escrituras relacionados con la cultura.

El becerro de oro y el tabernáculo: cómo juzgar la cultura

Los capítulos 31 a 39 de Éxodo brindan una perspectiva única de la cultura y la participación de Dios en ella. Por un lado, la obra del hombre fue bendecida a través de la destreza de Bezaleel, Aholiab y otros artesanos habilidosos mientras cooperaban en la construcción del tabernáculo (35 al 39). Por el otro, la obra del hombre en forma de un becerro de oro fue rechazada por Dios (31 al 34). Este contraste sirve para sugerir una pauta con la cual podemos comenzar a juzgar la cultura.

Éxodo 31:1-11 contiene las instrucciones iniciales de Dios a Moisés con relación a la construcción del tabernáculo en el desierto. Dos artesanos importantes, Bezaleel y Aholiab, son reconocidos por Dios como dotados especialmente para esta obra. Estos hombres eran personas habilidosas {1} y creativas que pudieron contribuir significativamente a la vida religiosa/cultural de la nación de Israel. Pero en este punto de la narración, la escena cambia dramáticamente.

Mientras Moisés está en la montaña con Dios, el pueblo se volvió impaciente y decidió hacer un dios, un ídolo. Esto produjo una respuesta airada, tanto de Dios como de Moisés. El resultado final fue trágico: tres mil personas fueron muertas como resultado de su idolatría.

Entonces la atención del pueblo se dirigió hacia la construcción del tabernáculo. Los capítulos 35 al 39 contienen relatos detallados de Dios con relación al tabernáculo, así como el trabajo subsiguiente de los artesanos habilidosos, incluyendo Bezaleel y Aholiab. El producto final fue bendecido (39:42, 43).

En esta breve reseña de una porción de la historia de Israel hemos visto dos respuestas al trabajo de las manos del hombre: una, negativa, la otra, positiva. El pueblo hizo una pieza de arte, un ídolo; la respuesta fue negativa de parte de Dios y de Moisés. El pueblo hizo otra pieza de arte, el tabernáculo; la respuesta fue positiva y digna de la bendición, tanto de Dios como de Moisés. ¿Por qué la diferencia en el juicio? La respuesta es engañosamente sencilla: lo que se evaluó fue la intención del arte. Y no era cuestión de que una fuera "secular" y la otra, "sagrada". El arte, el producto cultural, no era el problema. "Así como el arte puede ser usado en nombre del verdadero Dios, como vemos en los dones de Bezaleel, también puede ser usado de una forma idolátrica, reemplazando el lugar de Dios y, con ello, distorsionando su propia naturaleza".{2}

Sin duda el arte es un elemento vital de la cultura. Como resultado, debemos tomar en serio las lecciones de Éxodo 31-39. Nuestra evaluación de la cultura debería incluir una conciencia de la intención, sin ser demasiado sensibles a la forma. Si no, comenzamos a asignar el mal incorrectamente. Como dice Carl F. H. Henry: "El mundo es malo sólo como mundo caído. No es malo intrínsicamente".{3}

Estas perspectivas se han centrado en ciertos observadores de los objetos culturales, vistos como arte: Dios, Moisés y el pueblo de Israel. En el primer caso, Dios y Moisés vieron el becerro de oro desde una perspectiva, y el pueblo de Israel, desde otra. En el segundo caso, todos estaban de acuerdo mientras observaban el tabernáculo. La percepción del pueblo cambió; estuvieron de acuerdo en la intención y el juicio estético de Dios. La lección es que nuestra vida cultural está sujeta a Dios.

Entrar en acción

¿Cómo reacciona usted cuando está fuera de su zona de comodidad: su entorno, sus amigos y su familia? ¿Se retrae y se desconecta? ¿O aprovecha al máximo el nuevo lugar?

El primer capítulo de Daniel cuenta de cuatro jóvenes que fueron transportados a una cultura distinta de la de ellos por una nación conquistadora, Babilonia. Su respuesta a esta condición nos da ideas respecto de cómo deberíamos relacionarnos con la cultura que nos rodea. Daniel, por supuesto, resulta ser la figura central entre los cuatro. Es él quien atrae nuestra atención.

Deberíamos notar varios aspectos de este capítulo. Primero, Daniel y sus amigos fueron escogidos por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, para servir en su corte. Fueron escogidos por ser "enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey" (Daniel 1: 4). Segundo, se les enseñó "las letras y la lengua de los caldeos" (v. 4). Tercero, Daniel "propuso en su corazón" no tomar de los alimentos y las bebidas de Babilonia (v. 8). Cuarto, "puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad" con sus superiores, aun cuando él y sus amigos no tomaban de los alimentos (vv. 9-16). Quinto, "Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias" (v. 17). Sexto, el rey halló que Daniel y sus amigos eran "diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino" (v. 20).

Esta sinopsis nos brinda varias observaciones importantes. Primero, evidentemente no hubo ningún intento de parte de Daniel y de sus amigos de separarse totalmente de la cultura, especialmente el sistema educativo de esa cultura. Esta era una respuesta típica entre los antiguos judíos. Estos jóvenes eran capaces de interactuar con una cultura impía sin ser contaminados por ella. Los evangélicos a menudo tienen una actitud paranoica mientras viven dentro de lo que se considera una cultura no cristiana. Tal vez podemos aprender una lección de Daniel con relación a una respuesta adecuada. Por supuesto, dicha respuesta debería estar basada en la sabiduría y el discernimiento. Esto nos conduce a nuestra segunda observación.

Segundo, aun cuando Daniel y sus compañeros aprendieron de la cultura, lo hicieron con el uso de discernimiento. Obviamente comparaban lo que aprendían del pensamiento babilónico con lo que ya habían comprendido desde el punto de vista de Dios. La Ley de Dios era algo con lo cual estaban bien familiarizados. Los comentarios de Edward Young sobre el v. 17 lo clarifican: "El conocimiento y la inteligencia que Dios les dio ... era del tipo discernidor, para que pudieran conocer y poseer la capacidad de aceptar lo que era verdadero y rechazar lo que era falso en su instrucción".{4} Dicha percepción es muy necesaria entre los evangélicos. Una mentalidad separatista y aislacionista crea vacíos morales y espirituales en toda nuestra cultura. Deberíamos reemplazar esos vacíos con ideas que surgen de las mentes de pensadores y hacedores piadosos.

Tercero, Dios aprobó la condición de ellos dentro de la cultura, y aun les dio lo que se requería para influenciarla (v. 17).

Los evangélicos pueden ser dirigidos por Dios a ingresar a una cultura extraña que tal vez no comparta la cosmovisión de ellos. O podrían ser llevados a ingresar a la cultura que los rodea que, como ocurre con la cultura occidental contemporánea, puede estar desprovista de la influencia evidente de una cosmovisión cristiana. En este caso, deberían hacerlo con una comprensión de que Dios protegerá y proveerá. Y Él demostrará su poder a través de ellos ante la respuesta de la cultura circundante.

El mundo en el Nuevo Testamento

En y de: dos sencillas palabras que pueden estimular mucho pensamiento cuando se trata de lo que dice la Biblia acerca de la cultura o el mundo. Después de todo, debemos estar en el mundo pero no ser de él. Veamos lo que tiene que decir el Nuevo Testamento.

Las palabras kosmos y aion, ambos traducidos como "mundo", se emplean numerosas veces en el Nuevo Testamento. Una reseña de kosmos brindará perspectivas importantes. George Eldon Ladd presenta los usos de esta palabra:{5}

Primero, el mundo puede referirse "tanto a todo el orden creado (Juan 17:5, 24) como a la tierra en particular (Juan 11:9; 16:21; 21:25)".{6} Esto significa que "no hay ni señal de la idea de que el mundo tenga algo malo".{7} Segundo, "kosmos puede designar no sólo el mundo sino también a los que habitan el mundo: la humanidad (Juan 12:19; 18:20; 7:4; 14:22)".{8} Tercero, "el uso más interesante de kosmos ... se encuentra en los dichos donde el mundo -la humanidad- es el objeto del amor y la salvación de Dios".{9}

Pero los hombres, además de ser los objetos del amor de Dios, son considerados como "pecadores, rebeldes y alienados de Dios, como una humanidad caída. El kosmos se caracteriza por la maldad (7:7), y no conoce a Dios (17:25) ni a su emisario, Cristo (1:10)".({10} "Vez tras vez ... el mundo es presentado como algo hostil a Dios".{11} Pero Ladd nos recuerda que "lo que hace que el kosmos sea malo no es algo intrínseco en él, sino el hecho de que se ha alejado de su creador y ha quedado esclavizado a poderes malignos".{12}

Entonces, ¿cuál es la responsabilidad del cristiano en este mundo malo y rebelde? "La reacción de los discípulos no debe ser retirarse del mundo sino vivir en el mundo, motivados por el amor de Dios antes que por el amor del mundo".{13}. "Así que sus seguidores no deben encontrar su seguridad y satisfacción en el nivel humano, como hace el mundo, sino en la devoción hacia el propósito redentor de Dios" (17:17, 19).{14}.

El apóstol Pablo dijo que "la mundanalidad consiste en adorar a la criatura antes que al creador (ver Romanos 1:25), de encontrar el orgullo y la gloria propios en el nivel humano y creado antes que en Dios. El mundo es pecador sólo en la medida en que se exalta a sí mismo por sobre Dios y se rehúsa a humillarse y reconocer a su Señor creador".{15}. Vemos al mundo como debería ser visto cuando primero adoramos a su creador.

Este resumen de kosmos aporta varios puntos que pueden aplicarse a nuestro estudio. Primero, el mundo es hostil a Dios; esto incluye la rebelión de la humanidad. Segundo, esta hostilidad no formaba parte del orden creado original; el mundo fue creado bueno. Tercero, este mundo es también objeto del amor redentor de Dios y el sacrificio de Cristo. Cuarto, el mundo no debe ser considerado como un fin en sí mismo. Siempre debemos ver a la cultura a la luz de la eternidad. Quinto, debemos dedicarnos a la tarea de transformar el mundo. "No debemos seguir el ejemplo del mundo sino que debemos interceptarlo y surgir por encima de él hacia un llamado y un estilo más elevados".{16} O, como dijo Ronald Allen: "El nuestro es un mundo de lascivia y guerra. Es también un mundo de lo bello, lo hermoso y lo precioso. Evita la lascivia; abraza lo hermoso, ¡y vive para la alabanza de Dios en el único mundo que tenemos!".{17}

Necesitamos un equilibrio que no rechace la belleza, pero que a la vez reconozca lo desagradable. Nuestra teología debería incluir a ambos. El mundo necesita ver esto.

Los corintios y la cultura

"¡Eres un corintio!". Si usted hubiera escuchado esa exclamación en el tiempo del Nuevo Testamento, sabría que la persona que lo decía estaba muy molesta. Llamar a alguien "corintio" era un insulto. Aun los no cristianos reconocían que Corinto era una de las ciudades más inmorales del mundo conocido.

La Primera Carta de Pablo a los Corintios contiene muchas indicaciones de esto. Los creyentes de Corinto se enfrentaban con una cultura que se asemejaba a la nuestra de distintas formas. Era variada étnicamente, religiosamente y filosóficamente. Era un centro de la riqueza, la literatura y las artes. Y tenía mala fama por su descarada inmoralidad sexual. ¿Cuál sería la respuesta recomendada de Pablo para los creyentes en una ciudad así?

La pregunta puede ser contestada si nos concentramos en varios principios que podemos descubrir en la carta de Pablo. Resaltaremos sólo algunos de estos, centrándonos en ciertas expresiones.

La libertad es un término fundamental para los cristianos al ingresar a la cultura, pero puede ser malentendida fácilmente. Esto es porque algunos actúan como si implicara una libertad total. Pero "la vida de un creyente es una de libertad cristiana en gracia".{18} Pablo escribió: "Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna" (1 Corintios 6:12, ver 10:23). Sin embargo, debemos recordar que esta libertad está dada para glorificar a Dios. Una libertad que tolera el pecado es otra forma de esclavitud. Por lo tanto, "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (10:31). Además, debemos ser conscientes de cómo nuestra libertad es observada por los no creyentes. Pablo también escribió: "No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios" (10:32).

La conciencia es otra palabra importante en la forma en que ingresamos a la cultura. Debemos ser muy sensibles a lo que significa contaminar la conciencia. Debe haber sensibilidad a lo que nos tienta. "El creyente que no puede visitar al mundo sin hacerlo su hogar no tiene ningún derecho a visitar sus puntos débiles".{19} Como resultado, tenemos que cultivar la disciplina que se requiere para responder a las formas en que el Espíritu habla a través de nuestras conciencia.

Otro término más es hermano. En particular, debemos ser conscientes de convertirnos en una "piedra de tropiezo" para la persona que Pablo llama un "hermano más débil". Esto no significa que dejemos de lado lo que se ha dicho acerca de la libertad. "Un cristiano no tiene que permitir que su libertad sea limitada por otra persona. Pero está obligado a ocuparse de que la otra persona no caiga en pecado, y si él podría herir la conciencia de esa persona no ha cumplido con esa obligación".{20} Esto requiere una sensibilidad especial hacia los demás, que es una marca distintiva de la vida cristiana.

En muchas ocasiones el personal de Probe ha experimentado el desafío de aplicar estos principios. Por ejemplo, algunos de nosotros hablamos frecuentemente en un club en una zona de Dallas, Texas, llamada "Deep Ellum". El club específico en donde enseñamos incluye un bar, un escenario para conciertos y otras cosas que se asocian normalmente con un lugar así. Algunos llaman a la clientela como "de la Generación X", que suelen ser inconformistas. Podemos usar nuestra libertad para ministrar en el club, pero debemos hacerlo con una aguda conciencia de los principios que hemos discutido. Cuando ingresamos a esa cultura, que es tan diferente de la que experimentamos normalmente, debemos hacerlo aplicando la sabiduría que se encuentra en la Palabra de Dios a los corintios.

Cómo encarar el mundo

¿Cómo logra que lo escuchen cuando tiene algo que decir? En particular, ¿cómo comparte la verdad de Dios en un entorno impío?

El encuentro de Pablo con la cultura ateniense (Hechos 17:16-34) ilustra la forma en que podemos dialogar con la cultura contemporánea. Su interacción exhibe una capacidad de comunicarse con una diversidad de la población, desde los que están en el mercado a los filósofos epicúreos y estoicos. Y demuestra tener una comprensión de la cultura, incluyendo su literatura y su arte. Pablo nos demuestra un modelo de cómo podemos relacionar nuestra fe eficazmente. Es decir, debemos comunicarnos con un idioma y ejemplos que puedan ser comprendidos por nuestro público.

El versículo 16 dice que "mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría". Debemos señalar que el verbo que se traduce "se enardecía" es la palabra griega de la cual derivamos el término paroxismo. Pablo estaba sumamente irritado. Además, debemos notar que el verbo está en el imperfecto pasivo, lo que sugiere que su agitación era un resultado lógico de su conciencia cristiana, y que era continua. La idolatría que permeaba la cultura ateniense estimuló esta respuesta dramática. Aplicación: la idolatría de la cultura contemporánea debería provocar una respuesta no menor de nosotros. El materialismo, el individualismo, el relativismo y el secularismo son ejemplos de ideologías que se han convertido en ídolos en nuestra cultura.

Los versículos 17 y 18 se refieren a varios grupos sociales: judíos, gentiles piadosos, filósofos epicúreos y estoicos, así como la población general, "los que concurrían". Evidentemente Pablo podía conversar con cualquier segmento de la población. Aplicación: como cristianos alertas, pensantes, sensibles, preocupados, discernidores, somos desafiados a confrontar nuestra cultura en toda su variedad y pluralismo. Es más fácil conversar con los que piensan igual, pero esa no es nuestra única responsabilidad.

En el versículo 18, algunos de los filósofos llaman a Pablo un "palabrero" ("charlatán", NVI; literalmente, "uno que vive de recoger sobras"). Aplicación: debemos darnos cuenta de que la cosmovisión cristiana, especialmente los fundamentos básicos del evangelio, a menudo producirán el menosprecio de una cultura que, demasiado frecuentemente, es ajena a la verdad cristiana. Esto no debería impedir que compartamos la verdad.

El relato de los versículos 19 al 31 indica que Pablo sabía lo suficiente acerca de la cultura ateniense como para conversar con ella en el nivel intelectual más elevado. Era sumamente consciente de los "puntos de entendimiento" entre él y su público. También era sumamente consciente de los "puntos de desacuerdo", y no dudó en enfatizarlos. Tenía suficiente conocimiento de las expresiones literarias de ellos como para citar sus voceros (es decir, sus poetas), aun cuando esto no significa necesariamente que Pablo tuviera un conocimiento detallado de ellos. Y los llamó al arrepentimiento. Aplicación: tenemos que "estirarnos" intelectualmente más para que podamos duplicar la experiencia de Pablo más frecuentemente. Los puestos más influyentes de nuestra cultura se dejan, demasiado a menudo, a quienes están desprovistos del pensamiento cristiano. Esta condición necesita ser cambiada urgentemente.

Pablo experimentó tres reacciones en Atenas (vv. 32-34). Primero, "unos se burlaban" (v. 32). Mostraron desprecio. Segundo, algunos dijeron: "Ya te oiremos acerca de esto otra vez" (v. 34). Tercero, "algunos creyeron, juntándose con él" (v. 34). No debemos sorprendernos cuando el mensaje de Dios es rechazado; debemos estar preparados cuando las personas quieren escuchar más; y podemos regocijarnos cuando el mensaje cae en tierra fértil y da el fruto de una vida cambiada.

Conclusión

Hemos visto que las Escrituras no guardan silencio con relación a la cultura. Contienen mucho en el sentido de ejemplos y preceptos, y sólo hemos comenzado nuestra investigación. Hay más para hacer. Con esta expectativa en mente, ¿qué hemos descubierto de la Biblia a esta altura?

Primero, en alguna medida "Dios es responsable de la presencia de la cultura, porque Él creó a los seres humanos de forma tal que son seres productores de cultura".{21} Segundo, Dios nos hace responsables de la mayordomía cultural. Tercero, no debemos temer la cultura que nos rodea; en cambio, debemos luchar por contribuir a ella a través de la creatividad dada por Dios, y transformarla a través del diálogo y la proclamación. Cuarto, debemos practicar discernimiento mientras vivimos dentro de la cultura. Quinto, los productos de la cultura deben ser juzgados en base a la intención, no la forma. O, simplificándolo más:

"Proponemos la teoría de que la actitud básica de Dios hacia la cultura es la que el apóstol Pablo expresa en 1 Corintios 9:19-22. Es decir, el ve a la cultura humana principalmente como un vehículo a ser usado por Él y su pueblo para propósitos cristianos, antes que un enemigo a ser combatido o eludido".{22}

¡Usemos este vehículo para la gloria de Dios!

Traducción: Alejandro Field

© 1996 Probe Ministries

Notes

  1. La palabra "habilidad", que suele usarse frecuentemente para describir a artesanos en estos capítulos viene de la palabra hebrea hakam, que significa "sabio". Uno de sus principales sinónimos es bin, que significa, esencialmente, "discernimiento". Por lo tanto, la persona habilidosa es la que, en la mente de los israelitas, era también "sabia" y "discernidora" en su artesanía.
  2. Gene Edward Veith, The Gift of Art: The Place of the Arts in Scripture (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1983), 31.
  3. Carl F.H. Henry, Christian Personal Ethics (Grand Rapids: Baker, 1957), 420.
  4. Edward J. Young, The Prophecy of Daniel (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1949), 48-49.
  5. George Eldon Ladd, A Theology of the New Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1974). Ver especialmente los capítulos 17 y 29.
  6. Ibid., 225.
  7. Ibid.
  8. Ibid.
  9. Ibid., 226.
  10. Ibid.
  11. Everett F. Harrison, Geoffrey W. Bromiley, and Carl F.H. Henry, eds. Baker's Dictionary of Theology (Grand Rapids: Baker, 1960), s.v. "World, Worldliness," by Everett F. Harrison.
  12. Ladd, 226.
  13. Ibid., 227.
  14. Ibid.
  15. Ibid., 400.
  16. R.C. Sproul, The Holiness of God (Wheaton: Tyndale House, 1985), 209.
  17. Ronald B. Allen, The Majesty of Man: The Dignity of Being Human (Portland, OR: Multnomah, 1984), 191.
  18. Henry, 420.
  19. Ibid., 428.
  20. F.W. Grosheide, Commentary on the First Epistle to the Corinthians (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1953), 243.

Traducción:Alejandro Field


Acerca del autor

Jerry Solomon, ex Director de Ministerios de Campo y Coordinador de Mind Games de Probe Ministries, sirvió como pastor adjunto en Dallas Bible Church después de dejar Probe. Recibió un B.A. (summa cum laude) en Biblia y el M.A. (cum laude) en historia y teología de Criswell College. También asistió a University of North Texas, Canal Zone College y Lebanon Valley College. Justo antes de la Navidad de 2000, Jerry partió para estar con el Señor a quien amaba y servía.

¿Qué es Probe?

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