El significado de la cruz

Rick Wade


Un escándalo en el centro

La película La pasión de Cristo, de Mel Gibson, ha creado bastante polémica, tanto dentro como fuera de la iglesia. Una objeción de los cristianos es que la película no es equilibrada, ya que no presta la atención debida a la resurrección de Jesús. Hay al menos una razón por la que no estoy de acuerdo. Esto es porque, como señaló el teólogo Alister McGrath, el enfoque hoy está principalmente en la resurrección, y la cruz ocupa el segundo lugar.{1} Recuerdo que Carl Henry, el fallecido teólogo, notó que en la década de 1980 el énfasis del evangelicalismo se había desplazado de la justificación por la fe hacia la nueva vida. Hablamos a menudo acerca de las diferencias positivas que el cristianismo puede hacer en nuestras vidas gracias a la resurrección. Gibson nos ha forzado a centrarnos en el sufrimiento y la muerte de Cristo. Y eso es algo bueno.

Antes de la fundación del mundo, se estableció que la redención se lograría a través de la muerte de Jesús (Mateo 25:34; Hechos 2:23; Hebreos 4:3; 1 Pedro 1:20; Apocalipsis 13:8). Pedro escribió que fuimos "rescatados . . . con la preciosa sangre de Cristo" (1 Pedro 1:18, 19). Isaías 53:5 dice: "Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados".

Pero, ¡qué forma de salvar el mundo! ¡Desafía el sentido común! Desde el tiempo de Cristo, la crucifixión como la base de nuestra salvación ha sido un problema importante. "El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden" (1 Corintios 1:18a). Los griegos consideraban que la cruz era una necedad (literalmente "de imbéciles"), porque creían que la verdad se descubría a través de la sabiduría o la razón. Para los judíos era un escándalo, una piedra de tropiezo, porque no podían creer que Dios salvaría al hombre a través de un hombre maldito. Pedían señales, pero, en cambio, obtuvieron un Mesías crucificado.

En tiempos modernos, la cruz era un problema porque significaba que no podíamos salvarnos a nosotros mismos a través de nuestro propio ingenio. En tiempos postmodernos, si bien muchos jóvenes sienten una afinidad con Jesús en su sufrimiento, les cuesta aceptar que es la única forma en que salva Dios. Y la expiación fue mucho más que una simple identificación con la humanidad sufriente.

Nos resulta fácil apresurarnos y pasar rápidamente frente a la cruz para centrarnos en la tumba vacía en nuestro evangelismo. Piénselo. ¿Cuántos de nosotros hacemos que la cruz sea el centro de nuestro testimonio a los incrédulos? La nueva vida de la resurrección es mucho más fácil de "vender" que el sufrimiento de la cruz. Queremos presentar un evangelio que sea atractivo para el oyente, que atrape la atención de las personas y haga que lo deseen inmediatamente.

En nuestra apologética, nuestros argumentos y evidencia deben ser presentados en términos que comprendan los incrédulos, pero sin dejar que los incrédulos fijen nuestras normas. Pablo era un hombre culto, y tuvo la oportunidad de hacer gala de sus capacidades intelectuales con los filósofos de Corinto. Pero Pablo no iba a jugar el juego en el campo de ellos. No iba a apoyar el evangelio en la especulación filosófica de un sistema de creencia más elegante y persuasivo que las filosofías de los griegos. De hecho, proclamó descaradamente un mensaje poco elegante que sonaba hasta repulsivo. Conocía el escándalo de la cruz mejor que la mayoría de las personas, pero no huía de él. Lo convirtió en el centro.

Una palabra clave entre los cristianos hoy es "relevante". Queremos un mensaje que sea relevante para la sociedad contemporánea. Pero, en nuestra búsqueda de relevancia, podemos, sin darnos cuenta, dejar que nuestro mensaje sea modelado por lo que la moda del momento considere que es relevante. Nos confundimos entre mostrar la relevancia del evangelio a nuestra verdadera situación y hacer que el evangelio sea relevante moldeándolo para que encaje en las sensibilidades de nuestros prójimos.

Os Guinness decía lo siguiente acerca de la relevancia:

"En nuestra búsqueda acrítica de la relevancia, en realidad hemos cortejado la irrelevancia; en nuestra persecución jadeante de la relevancia, sin un compromiso similar con la fidelidad, nos hemos vuelto no solo infieles sino irrelevantes; en nuestros decididos esfuerzos por redefinirnos de formas que sean más convincentes para el mundo moderno que nuestra fidelidad a Cristo, hemos perdido no solo nuestra identidad sino nuestra autoridad y nuestra relevancia. Nuestra gran necesidad es ser fieles además de relevantes".{2}

Guiness no niega la relevancia del evangelio. Por cierto, parte de nuestra tarea es mostrar cómo tiene una relevancia última para nuestra situación de personas caídas. Si el mensaje de la Biblia es verdadero -que estamos perdidos y necesitados de una salvación que no podemos obtener por nuestra cuenta-, entonces no hay nada más relevante que la cruz de Cristo. Porque esa fue la respuesta de Dios a nuestro problema. Pero es relevante a nuestra verdadera situación como Dios la ve, y no de acuerdo con nuestra situación, como la vemos nosotros.

El pecado y la culpa en tiempos modernos

La cruz de Cristo trata directamente el tema del pecado. Pero, ¿qué significa eso? ¿Sigue "pecando" la gente todavía? Qué pregunta tonta, piensa usted. Pero, ¿lo es? Por supuesto, todos estamos de acuerdo en que la gente hace cosas que llamamos "malas". Pero, ¿cuál es la naturaleza de esta "maldad"? ¿Es realmente pecado? ¿O es algo "malo" simplemente algo inconveniente o dañino para mí? ¿O tal vez una simple violación de las leyes civiles? Pecado es una palabra que se usa para describir una violación de la santidad y la ley de Dios. Si bien la mayoría de las personas de nuestro país aún cree en Dios, el consenso sobre lo que hace que algo sea correcto o incorrecto es que somos nosotros los que lo decidimos, que no hay ninguna ley trascendente. Pero si no hay ninguna ley trascendente, ¿cómo debemos considerar la culpa? ¿Existe tal cosa como la culpa objetiva? ¿Cómo entendemos la culpa subjetiva, los sentimientos de culpa?

Mientras se libraba la Primera Guerra Mundial en Europa, P. T. Forsyth reflexionó sobre la cuestión de Dios y el mal y el significado de la historia. Analizó las formas en que las personas habían buscado la paz y la unidad, y encontró que todas eran defectuosas. La razón, las emociones o simpatías básicas, el funcionamiento básico de la naturaleza, así como la fe en el progreso, resultaron defectuosos. Al volver atrás en la historia no pudo encontrar ningún "plan de progreso benéfico que apareciera en la carrera del hombre".{3} Cada vez que parecía haber llegado una iluminación, terminaba aplastada por la guerra. En su propio tiempo, la Primera Guerra Mundial había aplastado las esperanzas color rosa de progreso que se estaban proclamando. Dijo: "Al volvernos civilizados, crecemos en poder sobre todo salvo nosotros, crecemos en todo salvo en el poder para controlar nuestro poder sobre todo".{4} Pero, ¿y si miramos al futuro? ¿Podría encontrarse esperanza allí? Si el pasado no pudo introducir un reino de amor y unidad, preguntó, ¿por qué habríamos de esperar que lo hiciera el futuro? ¿Qué hay que pueda hacer que el mundo que conocemos tenga sentido?

El problema ha sido, y sigue siendo, moral, dijo Forsyth. "Toda experiencia profunda e intensa nos muestra a nosotros, y no solo al cristianismo, que la unidad de la raza yace en su centro moral, su crisis moral y su destino moral". ¿Qué cosa podría lograr tratar adecuadamente con la culpa, "el último problema de la raza"?{5} ¿Hay algo en la historia de nuestra raza que ofrezca esperanza?

Desde el comienzo, la iglesia ha enseñado que nuestro problema fundamental es el pecado, y la cruz de Cristo brinda la esperanza de que el pecado puede ser vencido, y un día lo será. En tiempos modernos, sin embargo, el concepto de "pecado" parece bastante extraño, un resabio de los días de las creencias religiosas simplistas. Arthur Custance escribe:

"El concepto del pecado está mayormente fuera de moda en el pensamiento secular moderno, porque el pecado implica alguna forma de desobediencia contra una ley moral absoluta que tiene que ver con la relación del hombre con Dios, y no hay demasiadas personas que crean que existe una relación así. No sería lo mismo que una conducta social errónea que tiene que ver con la relación del hombre con el hombre, y que es altamente relativa pero que, obviamente, no puede ser negada. Hemos llegado al punto en que la costumbre social ha desplazado a la ley de Dios como el punto de referencia, en que las costumbres han reemplazo a la moral".{6}

Parecemos estar atrapados entre dos polos. Por un lado, aceptamos la creencia darwinista en nuestra naturaleza accidental y aun materialista -en realidad, meras máquinas orgánicas. Por el otro, no podemos librarnos del pensamiento de que hay algo trascendente en nosotros, algo acerca de nosotros que es distinto y aun mayor que nuestros cuerpos físicos, que se relaciona con un mundo trascendente de algún tipo. Reconocemos en nosotros una naturaleza moral que se expresa a través de nuestra conciencia. En breve, sabemos que hacemos cosas incorrectas, y sabemos que otros las hacen también. El problema es que no parecemos conocer la naturaleza y la extensión de problema, ni su solución. Muchos creen que no existe ningún Dios contra quien pecamos o, si existe un Dios, es demasiado amoroso como para echarnos en cara nuestros errores.

Desde una perspectiva histórica, este es un giro bastante importante, dice Custance:

"A lo largo de la historia, nunca ha existido una sociedad como la nuestra, en la que la realidad del pecado ha sido negada tan generalmente. Aun en los peores días del Imperio Romano, los hombres sentían la necesidad de propiciar a los dioses, no tanto porque tuvieran una visión elevada de los dioses sino porque tenían una visión realista de su propia dignidad. Es curioso que aun algunos de los más crueles emperadores romanos, como Marco Aurelio, por ejemplo, eran muy conscientes de que eran pecadores. Podemos denominarlo superstición, pero daba testimonio de un sentido muy verdadero de una indignidad interior que no estaba basada en la relación del hombre con el hombre sino más bien en la relación del hombre con los dioses".{7}

Por otra parte, a pesar de que hoy se descarta el pecado, la culpa sigue siendo una presencia constante en la psiquis humana. Karl Menninge escribe:

"Creo que hay una sensación general de que el pecado sigue estando con nosotros, al lado de nosotros y en nosotros, en alguna parte. Estamos vagamente incómodos con esta conciencia, esta sensación persistente de culpa, y tratamos de aliviarla de distintas formas. Proyectamos la culpa sobre otros, atribuimos la responsabilidad a un grupo, ofrecemos sacrificios de chivos expiatorios, realizamos o participamos en rituales que son pantomimas de penitencia y expiación. Raramente hay un peccavi [confesión de pecado o culpa], pero hay un sentimiento".{8}

"Este es un fenómeno de nuestro tiempo", escribe Custance, "una carga de culpa pero ninguna sensación de pecado".{9}

Pero, ¿hacia qué cosa es la naturaleza de la culpa? Si no hay ninguna ley moral objetiva que está afuera y por encima de todos nosotros, ¿qué es la culpa, y quiénes son culpables? ¿Quién nos juzga?

En la película La tentación (A Walk on the Moon), Pearl comienza a tener un amorío con un viajante de comercio. El esposo de Pearl, Marty, es un buen hombre, pero algo rígido. Es el año 1969; Woodstock está por aparecer en las noticias. Y Pearl, que quedó embarazada de Marty cuando tenía 17 años, siente la necesidad de experimentar, de capturar lo que se perdió al tener que casarse y tener una familia tan joven. Cuando se descubre el amorío de Pearl, su esposo queda muy alterado. También su hija, Alison, que vio a Pearl con su amante en Woodstock comportándose como los adolescentes que los rodeaban. Está destrozada porque su madre podría dejarlos.

Pero en todo lo que ocurre luego de la confesión de Pearl, no se menciona nada acerca de que su amorío sea moralmente incorrecto. Cuando confiesa ella, le dice a Marty que lo lamenta. Luego le dice que lamenta haberlo lastimado. Pero su acción al menos era en parte excusable porque había cosas que Pearl quería probar, y su esposo era demasiado rígido, no escuchaba, hacía chistes cuando ella sugería experimentar, especialmente sexualmente. Aun en las interacciones de ella con otros, no hay ninguna mención de que su acción estuviera moralmente mal. Cuando Alison le dice a Pearl que la había visto en Woodstock, su queja es que era ella la adolescente y no Pearl (sugiriendo que estaba bien que Alison se desenfrenara en Woodstock, pero no Pearl). La suegra de Pearl señala lo que le costó a Marty el matrimonio precoz: una educación universitaria prometida por el jefe de Marty, que retiró la oferta cuando Pearl quedó embarazada. "¿Piensas que eres la única persona cuyos sueños no se realizaron?", pregunta.

Así que el amorío era comprensible, teniendo en cuenta los hábitos anticuados de Marty (que demuestra estar dejando de lado al cambiar de una estación de radio de bandas de swing a otra de rock, y cuando se lo ve bailando con música de Jimi Hendrix sobre el equipo de sonido). El problema era el daño que Pearl hizo a un buen hombre y a una adolescente. Y eso es todo lo que queda del pecado y la culpa ahora.

Según una visión moderna, la culpa es la forma que tiene la naturaleza de enseñarnos qué cosas que nos trajeron problemas en el pasado no debemos hacer en el futuro. El Dr. Glenn Johnson, un psicólogo clínico y psicoterapeuta, dijo: "La culpa parece ser un mecanismo mental muy primitivo que fue programado en nosotros para protegernos en el futuro de los errores que cometimos en el pasado". Es un simple "proceso de información y ensayo en el cual participa la mente luego de percibir que ha ocurrido algo negativo y ha causado sentimientos dolorosos y/o de ansiedad . . . Al forzar revisiones repetidas de una experiencia dolorosa y los comportamientos y elementos que llevaron a ella y están asociados con ella, la culpa graba en nuestro cerebro la conexión entre nuestro comportamiento y los sentimientos incómodos que sentimos".{10}

¿Y qué podemos hacer con la culpa? Según el Dr. Johnson, el tema es el comportamiento y lo que podría necesitar ser cambiado para impedir problemas futuros para nosotros. "Cuando corresponde la culpa", dice el Dr. Johnson, "dígase eso. Usted podría modificar la intensidad con medicación antianxiolítica o ejercicios de relajación, pero si se evitan los sentimientos de culpa, lo mismo ocurrirá con el aprendizaje". En otras palabras, aprenda de sus errores. La culpa inadecuada, excesiva, dice el Dr. Johnson, puede ser tratada usando "hipnosis, meditación, visualización guiada, PNL, Reiki, etc. . . .El enfoque del material de autoayuda debería estar en permitir que el yo de una persona crezca de la experiencia", dice, "confiando en la capacidad de una persona de ser un persona mejor, permitiéndose hacer errores y pasar por pérdidas, confiando en algún tipo de poder superior, etc.".

La gente encuentra toda clase de formas de librarse de los sentimientos de culpa. Una de las formas más extrañas que encontré en Internet, con un sabor a Nueva Era, son los equipos de Baños Angélicos de Aromaterapia, provisto por Guru and Associates Wellness, Inc. {11} Todo lo que tiene que hacer uno es poner varias hierbas y aceites en la tina, meterse adentro y leer algunas meditaciones prescritas para "fomentar pensamientos y refuerzos positivos".{12} Uno de esos equipos es un "rito para quitar sentimientos de culpa". Se nos pregunta: "¿Quién no se ha sentido culpable en su vida? ¿Quién no se siente culpable todavía por algo? Hay dos tipos de culpa: la culpa buena y la culpa mala. La culpa buena es cuando uno ha hecho realmente algo por lo que siente remordimiento. La culpa mala es para el resto". El equipo de perdón incluye "mezclas especiales que ayudan a limpiar el sentimiento de culpa". Note que la "culpa buena" tiene que ver con cosas por las que uno "siente remordimiento", no necesariamente por cosas que están realmente mal. Son los sentimientos que uno tiene sobre este tipo de cosas los que cuentan.{13} Esto podría parecerle tonto a usted. ¿Quién se preocuparía siquiera por una cosa así?, nos preguntamos. Pero la gente lo hace.

De alguna forma, este tipo de remedios no parecen funcionar. Tal vez sea porque no podemos librarnos del conocimiento que Pablo dice que tenemos por naturaleza: un conocimiento de la ley escrita en nuestro corazón (Romanos 2:15).

El pecado y la culpa según Dios

¿Qué dice Dios acerca del pecado y la culpa? En pocas palabras, Dios nos ha declarado culpables de violar su ley santa mediante nuestro pecado y merecedores de la expulsión eterna de su presencia. En contra de la opinión actual, hay una ley trascendente que se ha quebrantado, por la que debe haber un pago.

Imagine que alguien ha hecho algo para ofenderlo, y la reacción de la persona a su queja es algo como: "Sí, eso realmente me molestó también. Pero yo me he perdonado por ello, y estoy perfecto ahora". Esto es solo una leve caricatura de la mentalidad que todos encontramos hoy. ¡La persona claramente ha obviado el punto de que hubo una violación real y objetiva contra usted!

El mensaje de la cruz es que hay una fractura muy real en nuestra relación con Dios. Se nos dice en la Biblia que no hay nada que podamos hacer para compensar lo que hemos hecho. ¿Hay algo que nos ofrezca esperanza?

Lo hay: la cruz de Cristo, "el punto de crisis y de retorno histórico de la raza", según Forsyth.{14} La cruz trató con nuestra mayor necesidad, a saber, la redención. Los humanistas de tendencia secular que proclamaron el progreso inevitable de la humanidad consideraron que nuestra naturaleza fundamental es de un proceso ordenado. La verdad, sin embargo, es que es una "trágica colisión y desesperanza". Todos los esfuerzos del hombre han sido incapaces de llegar a las profundidades de nuestra pecaminosidad y lograr un cambio fundamental. Todos excepto el Dios-hombre, Jesucristo, que atacó el problema moral de frente, al punto de morir en la cruz y salir victorioso.

Hay varias comprensiones de la expiación -de lo que Jesús logró en la cruz- que se han ofrecido a lo largo de la historia, y varias de ellas tienen algo de verdad en ellas. El aspecto clave de la obra de Cristo en la cruz fue que satisfizo la demanda de castigo por nuestro pecado. Esto se denomina expiación sustitutoria: Jesús nos sustituyó, así que Él recibió el castigo por el pecado al ser separado de Dios y morir, pagando la penalidad por nosotros. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado" (2 Corintios 5:21). Pablo escribió a los romanos que "Lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne" (Romanos 8:3). Y a la iglesia de Galacia dijo: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)" (Gálatas 3:13).

Mediante su muerte en la cruz, "al que no conoció pecado [Jesús], por nosotros lo hizo pecado". Esto fue hecho por su amor por nosotros: "Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros" (Efesios 5:2; Romanos 5:8). El sacrificio de Jesús es apropiado por fe: "Por gracia sois salvos por medio de la fe", escribió Pablo en Efesios 2:8. Al poner nuestra fe en Él, participamos en el pago que hizo. Cuenta para quienes creen en Él y lo reciben a Él.

Sin embargo, debo notar rápidamente que la realidad de nuestra culpa objetiva no depende de nuestra culpa subjetiva. En otras palabras, sea que no sintamos culpables o no, lo somos. Y, como somos culpables de violar la ley de Dios, debemos hacer algo más que perdonarnos a nosotros mismos, como se nos enseña hoy. Debemos, y podemos, participar en la solución de Dios a través de Cristo.

El triunfo moral de la cruz

He estado hablando del aspecto jurídico de la obra de Cristo en la cruz. Jesús pagó el castigo por nuestro pecado.

Sin embargo, este pago no debe considerarse como hacer un pago a la compañía de servicio eléctrico por la electricidad. Todo lo que importa es que llegue el dinero. Lo que es necesario para que llegue no es importante realmente. La cruz, en contraste, fue una victoria sobre el pecado; fue una victoria moral en sí misma. Jesús venció el mal a través de su perfecta obediencia y justicia: "Por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida", dice Pablo, en Romanos 5:18. Su muerte en la cruz fue la piedra angular de una vida de victorias morales sobre el pecado y Satanás.

Estamos tan acostumbrados a pensar en Jesús como Dios y sin pecado, que no solemos pensar en su obediencia. Él dijo e hizo las cosas que el Padre le ordenó (Juan 5:19, 30; 8:28). A los judíos dijo: "Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo" (Juan 8:28). En su oración sacerdotal, registrada en Juan 17, Jesús dijo: "Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese" (v. 4). Antes de entregar su espíritu en la cruz, Jesús sabía "ya todo estaba consumado" (Juan 19:28). Él cumplió con la ley perfectamente (Mateo 5:17) y así sentó la base de nuestra salvación en nuestra fe en Él -el que la cumplió-, con lo cual quitó a la ley su poder para instarnos a pecar (ver Romanos 8:2-4; Gálatas 3:13; 1 Corintios 15:55-57). Jesús había derrotado a Satanás; no había cedido a ninguna tentación de no entregar su vida. Fue obediente hasta la muerte (Filipenses 2:8). Y, por su obediencia, fue hecho perfecto o completo, y pudo ser la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen (Hebreos 5:9; ver también Hebreos 2:10; 5:8 y Romanos 5:19).

P.T. Forsyth escribió que la cruz "es la victoria moral que recuperó el universo. El Reivindicador estuvo en la tierra", dijo. "Es la eterna victoria en la historia de la justicia, de la santidad, de la naturaleza y carácter moral de Dios como Amor".{15} Continuó:

"Lo más anómalo, la crisis más mordaz y potente que ocurriera jamás o que pudiera ocurrir en el mundo, es la muerte de Cristo; todo el tema de la historia de las guerras está condensado aquí. El bien y el mal se encontraron ahí por el bien de todos. Y, para la fe, esa muerte es la última palabra de la santa omnipotencia de Dios".{16}

¿Cuál es la signifiación de la obra de Jesús en la cruz -por cierto, de toda su vida- como una victoria moral? Forsyth dijo que, al crear el mundo, Dios reveló su omnipotencia, su poder absoluto. En la nueva creación inaugurada a través de la cruz, Él reveló su poder moral, su capacidad de triunfar sobre su peor enemigo, Satanás, y el pecado que infecta su creación. El poder de Dios ha sido revelado como "majestad moral, como omnipotencia santa", dijo Forsyth. "El poder supremo en el mundo no es simplemente el poder de un Dios, sino de un Dios santo".{17}

En la cruz y la resurrección, vemos que el bien puede triunfar sobre el mal ahora, y tenemos la promesa de que un día ese triunfo será completo. No solo nosotros, sino toda la creación será liberada del cautiverio del pecado (Romanos 8:18-24).

Pero esta no es solo una promesa para el futuro. Porque, como Jesús, tenemos el Espíritu que vive en nosotros, podemos vivir en obediencia a Dios; podemos plantarnos en la presencia del mal que libra una guerra contra nosotros (Hebreos 2:14-18; Gálatas 2:19, 20). La cruz da testimonio de esto.

El humanismo secular y el nuevo espiritualismo de nuestro día no tienen recursos para afectarnos tan profundamente en el nivel moral. El cristianismo sí -la cruz de Cristo- y es esto lo que lo hace relevante para nuestro tiempo y para todos los tiempos.

Un Dios plenamente involucrado

Es fácil pensar en Dios como alejado de nosotros, como un juez ahí arriba haciendo sus leyes y vengándose de todo el que las viola. Escuchamos del amor de Dios, pero ¿cómo encaja el amor con un Dios de juicio? Y si Dios nos ama, ¿cómo lo demuestra? El amor se acerca, no teme ensuciarse las manos. ¿Está Dios dispuesto a acercarse? ¿A ensuciarse las manos con nosotros?

En la cruz de Jesús vemos a la vez el juicio y el amor de Dios. Allí reside su belleza. En la cruz encontramos a un Dios que no se mantiene a la distancia, ¡sino asume lo peor de lo que requiere su propia ley! Él ha pronunciado juicio, pero tanto quiere salvarnos que está dispuesto a asumir la carga de pagarlo Él mismo. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna", dice Juan 3:16.

En todo el alboroto que rodea el lanzamiento de La pasión de Cristo, de Mel Gibson, una queja que se ha escuchado varias veces es que un Dios capaz de hacer que su Hijo pasara por lo que pasó no merece ser adorado.{18} Pero Jesús hizo esto de su propia voluntad. "Nadie me la arrebata [mi vida]", dijo, "sino que yo la entrego por mi propia voluntad" (Juan 10:18). Y lo hizo sabiendo que, al entregar su vida, también la volvería a tomar (Juan 10:17). Por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz (Hebreos 12:2).

Nos preguntamos si Dios puede llegar a nosotros en todo el desorden de nuestra vida. Pero Dios no es ajeno al desorden. La Biblia revela a un Dios que no tiene miedo de ensuciarse, que se involucra en la vida aun con todas las clases de dificultades que trae aparejado. El mensaje es especialmente atrayente en nuestro tiempo, para los de la "Generación X" que han sufrido las consecuencias de los excesos de las generaciones anteriores. El optimismo que heredaron los "baby boomers" de sus padres se desvaneció para muchos de sus hijos. Con relación a esa generación, Tom Beaudoin dice esto:

"He sido testigo de una tristeza e ira sobre el sufrimiento y la disfunción de la generación, un sufrimiento que -no importa cuáles sean sus razones económicas- se expresa en crisis de significado psicológicas y espirituales. Los estilos de vestimenta y los videos musicales sugieren sentimientos de ira, donde los videos expresan esto en imágenes apocalípticas. La desesperación es frecuente y ocasionalmente da el salto hacia el nihilismo.

"La relación de los de la Generación X con el sufrimiento echa la base para la religiosidad . . . . El sufrimiento es un catalizador para la religiosidad de la Generación X".{19}

"Si bien suelen rechazar la forma de religión que adoptaron sus padres, muchos de la Generación X tienen una fascinación y respeto por Jesús, pues su sufrimiento no tuvo sentido y, sin embargo, fue redentor".{20}

Aquí, lo verdaderamente tremendo de la cruz queda en evidencia. Dios, que merece toda la gloria y está tan por encima de nosotros en santidad y pureza, se hizo hombre, y soportó la horrenda tortura a manos de las personas que Él creó . . . ¡por el bien de ellas! La vida y la muerte de Cristo dejan en claro que Dios está dispuesto a arremangarse las mangas e involucrarse plenamente en la tierra, aun aceptando lo peor que tenía para ofrecer.

Pero uno podría preguntarse, ya que Cristo enfrentó el mal y lo venció, ¿no debería haber terminado el sufrimiento? Finalmente terminará. Entretanto, nosotros también aprendemos obediencia a través de lo que sufrimos. Si esa fue la manera en que aprendió Jesús, y el siervo no es más que su amo (Mateo 10:24), ¿podemos esperar otra cosa? Además, no debemos perder de vista el hecho de que las dificultades no son solo una molestia en la senda del discipulado. La redención no fue conseguida a pesar de la cruz, sino a través de ella.{21} Asimismo, nuestro crecimiento viene, no a pesar de las dificultades sino a través de ellas.

Alguien que ha sufrido muchos años podría quejarse diciendo que el sufrimiento de Jesús no es comparable. Los sufrimientos y la resurrección de Jesús abarcaron un breve período de tiempo. Pero lo que Él sufrió fue la experiencia del peso de la culpa de todo el mundo sobre los hombros de un hombre que no tenía pecado. Para nosotros, no es nada nuevo sentir culpa; podemos volvernos algo endurecidos al respecto. Pero Jesús lo sintió en la máxima expresión imaginable. Sin mencionar el dolor de la traición de Judas (y, en menor medida, de Pedro). Peor aún, Él experimentó la separación del Padre, la peor cosa que le puede pasar a una persona. Jesús conoció el sufrimiento.

En la cruz y en la resurrección vemos lo que Dios prometió hacer por nosotros en un marco temporal comprimido. Pero lo que le ocurrió a Jesús les ocurrirá a todos los que creen. Él sufrió . . . y resucitó. Nosotros sufrimos . . . y resucitaremos.

Jesús permitió que la gente viera cómo es Dios. Él no solo enseñó la verdad, sino que la vivió. Las personas podían tocarlo, y sentir que Él las tocaba. Podían ver cómo vivía y cómo murió. La cruz fue una ilustración real y viva del amor.

En Jesús la gente vio la bondad y el amor demostrados aun hacia quienes lo perseguían a Él. Eso no debería sorprendernos, ¡ya que fue para ese tipo de personas que Jesús vino a morir! El pecado fue vencido a través de un amor que lo entregó todo. Este es el significado del mensaje de la cruz, el mensaje que nosotros también debemos llevar a nuestro mundo.

Traducción: Alejandro Field

Notas

  1. Cf. Alister McGrath, The Mystery of the Cross (Grand Rapids: Zondervan, 1988), 28ff.
  2. Os Guinness, Prophetic Untimeliness (Grand Rapids: Baker Book House, 2003), 15.
  3. P.T. Forsyth, The Justification of God (London: Independent Press, 1948), 17.
  4. Forsyth, 18.
  5. Forsyth, 19.
  6. Arthur C. Custance, The Doorway Papers, vol. 3, Man in Adam and in Christ (Grand Rapids; Zondervan, 1975), 267.
  7. Custance, 274.
  8. Karl Menninger, Whatever Became of Sin? (New York: Hawthorn Books, 1973), 17.
  9. Custance, 273.
  10. Dr. Glenn Johnson, head-cleaners.com, www.head-cleaners.com/guilt.htm (February 17, 2004).
  11. Guru and Associates Wellness, Inc., www.wellnessguru.com/wellness_about.htm (February 17, 2004).
  12. Guru and Associates Wellness, Inc., www.wellnessguru.com/ritual_package.htm (February 17, 2004).
  13. Guru and Associates Wellness, Inc., www.wellnessguru.com/rituals_guilt.htm (February 17, 2004).
  14. Forsyth, 19.
  15. Forsyth, 121.
  16. Forsyth, 122.
  17. Ver Forsyth, 123.
  18. Ver, por ejemplo, el comentario de Kip Taylor en Susan Hogan/Albach, "The Purpose of the Passion," The Dallas Morning News, Feb. 21, 2004, 1G.
  19. Tom Beaudoin, Virtual Faith: The Irreverent Spiritual Question of Generation X (San Francisco: Jossey-Bass, 1998), 99.
  20. Beaudoin, 99.
  21. Cf. Alister McGrath, The Mystery of the Cross (Grand Rapids: Zondervan, 1988), 30.

    © 2004 Probe Ministries. Todos los derechos reservados.

    Traducción: Alejandro Field


    Acerca del autor

    Rick Wade se graduó de Moody Bible Institute con un B.A. en Comunicaciones (radiodifusión) en 1986. Se graduó con honores en 1990 de Trinity Evangelical Divinity School con un M.A. en Pensamiento Cristiano (teología/filosofía), donde sus estudios culminaron en una tesis sobre la apologética de Carl F. H. Henry. Rick y su familia viven en Rowlett, Texas. Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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