Impedimentos de la mente: El escándalo del pensamiento
evangélico
Rick Wade
Introducción
En nuestros esfuerzos por captar a nuestra sociedad para Cristo,
tenemos que entender que las personas suelen no ver el mundo
correctamente debido a problemas en su forma de pensar. Sus
creencias o actitudes -o aun lo que piensan acerca del pensar-
crean piedras de tropiezo. Pero, antes de sentirnos demasiado
autosuficientes, tenemos que reconocer que nosotros mismos no somos
inmunes a esto; los cristianos tampoco piensan correctamente
siempre.
Antes de poder encarar a nuestra sociedad eficazmente en este
nivel, tenemos que confrontarnos a nosotros mismos. Nos preguntamos
por qué, con tantas personas que profesan la fe hoy, no logramos
tener un mayor impacto en nuestra sociedad. Suele decirse que no
estamos haciendo lo suficiente. Otra razón es que no estamos
pensando lo suficiente.
Algún tiempo atrás, los evangélicos perdimos significación en los
centros intelectuales del país. El historiador Mark Noll señala que
"en cualquier domingo dado en Estados Unidos o Canadá, la mayoría
de los que asisten a la iglesia sostienen creencias evangélicas y
siguen normas de práctica evangélicas, pero en ninguno de los dos
países estas grandes cantidades de evangélicos practicantes parecen
jugar papeles significativos en sus respectivas vidas
intelectuales".{1} Aparte de las preocupaciones sobre los
cristianos en las universidades, el resto de nosotros deberíamos
considerar nuestros propios hábitos de pensamiento. No estoy
hablando de la simple obtención de conocimiento; estoy hablando de
cómo ciertas actitudes y suposiciones afectan nuestra forma de
pensar.
Este artículo es un breve análisis de la mente evangélica hoy.
¿Cuáles son algunas de las debilidades en el pensamiento evangélico
que obstaculizan nuestra influencia en la sociedad? ¿Cómo llegamos
a este punto?
Noll nombra cuatro características de los evangélicos
estadounidenses, el legado que recibimos del siglo XIX: populismo,
activismo, biblicismo e intuicionismo. Populismo, para él, es que
los cristianos evangélicos consideran que la fortaleza de la
iglesia (en el nivel humano, por supuesto) reside en las personas
en los bancos más que los que están en los púlpitos. Activismo se
refiere a la falta de paciencia para la contemplación extendida, y
el deseo de estar ocupado en la obra del Señor. El biblicismo se
refiere a la creencia de que la verdad se encuentra solo en la
Biblia. El intuicionismo se refiere a la tendencia de seguir
respuestas instintivas en vez de estudiar los temas con alguna
rigurosidad.
A pesar de todas las posibilidades que ofrece esta forma de
cristianismo, de ser precisa esta descripción deja poco lugar para
la vida de la mente. Sí, es importante que hagamos cosas para el
Señor. Pero ¿no necesitamos pensar antes de hacer? ¿Podría ser que
una de las cosas que necesitamos hacer es pensar? Ciertamente la
Biblia es nuestra autoridad final, pero ¿puede obtenerse
conocimiento de otras partes? Y ¿es la intuición suficiente para
entender lo que los escritores bíblicos quisieron decir, teniendo
en cuenta que escribieron en otro tiempo y en otro contexto
cultural? ¿O para comprender los temas complejos de nuestro tiempo,
o aun los temas perennes de la experiencia humana?
Alguien podría estar preguntándose todavía si este es un tema
realmente importante. Mientras hagamos la obra de Dios, ¿por qué
tenemos que perder tiempo preocupándonos por un montón de
especulaciones propias de una torre de marfil? Lea lo que dice Noll
al resumir la importancia de la vida de la mente para la iglesia:
"Donde la fe cristiana está arraigada firmemente, donde
penetra profundamente en una cultura para cambiar vidas
individuales y redirigir instituciones, donde continúa durante más
de una generación como un testimonio vivo de la gracia de Dios, en
estas situaciones encontramos casi invariablemente cristianos
cultivando ardientemente el intelecto para la gloria de
Dios".
Continúa diciendo: "Los vínculos entre una vida cristiana profunda,
una influencia cristiana duradera y el pensamiento cristiano
dedicado caracterizan prácticamente todos los grandes momentos de
la historia de la iglesia". ¿Qué resulta cuando el pensamiento
serio no es una característica de la iglesia? "La senda hacia el
peligro no siempre es la misma", dice, "pero los resultados de
dejar de lado la mente son uniformes: la fe cristiana se degrada,
cae en errores groseros, o simplemente deja de existir".{2}
¿Prestó atención? Esta no es ninguna cuestión menor. Decir que lo
único que importa es lo eterno, que no necesitamos perder demasiado
tiempo en las cosas de este mundo -que igualmente está destinado a
consumirse- podría parecer un reflejo de la enseñanza bíblica, pero
no lo es. No estamos sugiriendo aquí que las cosas de la tierra son
en sí mismas más importantes que las cosas del cielo. Ni estamos
diciendo que todos tienen que ser eruditos. Lo que estamos diciendo
es que tenemos que pensar, que necesitamos aprender, que
necesitamos entender el mundo en el cual vivimos si queremos ser
tomados en serio por el mundo que nos rodea y, a la vez,
influenciarlo. Algunos de nosotros deberíamos ser eruditos,
sin embargo, y eruditos que pueden lograr el respecto de sus pares
tanto dentro como fuera de la iglesia. Pero todos nosotros tenemos
que aprender a pensar correctamente en el nivel en que nos movamos.
Debemos aprender acerca del mundo, y debemos aprender
del mundo. Hay valor en este mundo, porque fue creado por
Dios, y porque es la arena donde se logró la redención, donde
vivimos nuestro cristianismo a diario y donde nos encontramos con
los incrédulos para alcanzarlos para Cristo. Nuestra inversión es
en el cielo, pero es aquí donde debemos ocuparnos de nuestra
salvación.
Pero, ¿cómo llegamos a nuestro estado actual? Veamos el desarrollo
de esta mentalidad en la breve historia de nuestra nación.
El pietismo
Dos factores de nuestro pasado que han tenido y aún tienen
ramificaciones para la mente evangélica fueron el pietismo y el
populismo.
El pietismo tiene sus raíces a fines del siglo XVII en Europa, como
reacción al ritualismo frío y formalista tan predominante en la
iglesia. El cristianismo parecía más un tema de especulación
filosófica y de discusión que una religión viva. Philipp Jakob
Spener, un pastor alemán, buscó reformar las vidas de las personas
de los bancos de la iglesia. "Instituyó [asambleas piadosas] para
que se reúnan los miércoles y domingos para orar, para hablar sobre
el sermón de la semana anterior, y para aplicar pasajes de la
Biblia y escritos devocionales a las vidas individuales".{3} En
1675, Spener escribió Pia Desideria (Deseos Piadosos), donde
bosquejó sus ideas para la reforma. Estas incluían un renovado
énfasis en la Biblia, el reavivamiento del sacerdocio del creyente,
el énfasis en la práctica cristiana, y la predicación de sermones
comprensibles.
El pietismo se extendió en varias direcciones con el paso de los
años. Los moravos, que influyeron significativamente en John
Wesley, "llevaron la inquietud pietista por la espiritualidad
personal casi literalmente a todo el mundo". El pietismo fue
influyente entre los menonitas, los hermanos y los cristianos
reformados holandeses. Sus ideas pueden verse en las enseñanzas de
Cotton Mather y William Law, y en la predicación del Gran
Avivamiento Estadounidense, a mediados del siglo XVIII.
El pietismo tuvo como efecto el desplazamiento del lugar de la
autoridad, de la tradición y el liderazgo establecido de la iglesia
al cristiano individual. No todos estaban a favor de esto. Algunos
líderes de la iglesia se opusieron al movimiento por razones
egoístas, pero otros estaban preocupados genuinamente por la
posibilidad de una "subjetividad y antiintelectualismo
incontrolados". El separatismo era otro problema. Si bien Spener
nunca lo pidió, algunas personas se separaron de las iglesias
establecidas.
Del lado positivo, uno encuentra en el pietismo un fuerte
compromiso con la Biblia, el rechazo de la fría ortodoxia y un
énfasis en la experiencia personal auténtica. Dice Noll: "Era, en
un sentido, la respuesta cristiana a lo que se ha llamado 'el
descubrimiento del individuo', al brindar una forma cristiana al
individualismo y a la mentalidad práctica de una Europa en
transición hacia los tiempos modernos". El pietismo ha sido una
fuente de renovación en iglesias frías, un aliento para que los
laicos se involucren en el ministerio, y un impulso para que las
personas estén siembre buscando a Dios.
Del lado negativo, sin embargo, el pietismo dio lugar al
subjetivismo y al emocionalismo. Brindó una excusa para el
antiintelectualismo y para descuidar la erudición cuidadosa. Las
lecciones aprendidas por cristianos en siglos anteriores ya no
necesitaban ser consideradas, ya que la experiencia presente de uno
con Dios era lo más importante. Finalmente, inclinó a algunas
personas a establecer códigos de moralidad algo legalistas, al
buscar evidencia de espiritualidad en la vida de los demás.
Un resultado sorprendente del pietismo -teniendo en cuenta su
objetivo principal de llevar a los cristianos más hacia la luz de
la verdad- fue la forma en que los alejó de la verdad. Noll
señala:
"El pietismo desenfrenado . . . jugó un papel en el
desarrollo del liberalismo teológico, con la fascinación del
liberalismo por las formas de la experiencia religiosa. Jugó un
papel en el desarrollo del romanticismo humanista de los siglos XIX
y XX, donde un vago misticismo de la naturaleza reemplazó una
comprensión más ortodoxa de Dios y del mundo. Y, para los creyentes
más ortodoxos, el pietismo a veces llevó a una fijación morbosa en
el estado personal del cristiano a costa del evangelismo, el
estudio o el servicio social . . . El ataque pietista al
pensamiento cristiano reflexivo . . . significó el debilitamiento
de la fe hacia el sentimentalismo, su cautividad por parte de
filosofías extrañas, o su declinación hacia modernismos
peligrosos.{4}
Si bien el pietismo tuvo (y tiene) sus aspectos positivos, con
relación a la vida de la mente ha tenido un efecto perjudicial. El
énfasis en el individuo hace que el resto del mundo sea menos
importante, y no brinda ningún incentivo para estar abierto a nada
fuera de la propia espiritualidad del individuo.
El populismo
El segundo factor que sigue afectando la forma en que pensamos es
la mentalidad populista de Estados Unidos. El populismo es
una preocupación por "los intereses percibidos de la gente común,
en contraposición con los es una élite privilegiada".{5} Si bien el
populismo no tomó forma de movimiento político hasta fines del
siglo XIX, caracterizó la mentalidad de los estadounidenses desde
los albores de la historia del país.
El historiador Richard Hofstadter señala: "en el sueño populista
estadounidense original, la omnicompetencia del hombre común era
fundamental e indispensable".{6} Las diferencias de clase eran
rechazadas; el igualitarismo era el nuevo orden de las cosas.
Hofstadter dice que los primitivos exponentes de la democracia
popular "quisieron . . . subordinar los liderazgos basados en la
educación y la propiedad . . . [la democracia popular] reforzó la
creencia generalizada en la superioridad de la sabiduría interior,
intuitiva y popular por sobre el conocimiento culto, excesivamente
sofisticado y egocéntrico de los intelectuales y los de buena
posición".{7} De hecho, se desarrolló un verdadero prejuicio y
desconfianza hacia la élite, como los clérigos -que formaban parte
de la estructura hereditaria del liderazgo eclesiástico- y los
académicos.
El antiintelectualismo
En los primeros días de la fundación de Estados Unidos, había una
actitud de apego a las cosas básicas de la vida. Según esta forma
de pensar, "hay una persistente preferencia por la 'sabiduría' de
la intuición, que se considera natural o dado por Dios, por sobre
la racionalidad, que es cultivada y artificial".{8}
Esta confianza en la sabiduría intuitiva del hombre común, junto
con una desconfianza de la élite educada, produjo en Estados Unidos
un antiintelectualismo característico. "Antiintelectualismo", según
el uso de Hofstadter, no significa necesariamente "no inteligente".
Él lo define como "un resentimiento y desconfianza hacia la vida de
la mente y quienes se considera que la representan; y una actitud
constante de minimizar el valor de esa vida".{9} La inteligencia
per se no es un problema . . . siempre y cuando se le dé un
uso práctico. Pero la contemplación de ideas que no tienen ningún
uso práctico inmediatamente discernible se considera una pérdida de
tiempo.
Aun hoy, la palabra "intelectual" suele tener connotaciones
negativas. "Intelectual" y "torre de marfil" son dos términos que
suelen escucharse juntos, ¡y no como descripciones elogiosas! Noll
nota que el espíritu activista, pragmático y utilitario de Estados
Unidos "permite poco lugar para el esfuerzo intelectual más amplio
o más profundo, porque está dominado por las urgencias del
momento".{10} Un problema con esta mentalidad es que exige la
destilación de ideas en información inmediatamente utilizable.
Hablando específicamente de los evangélicos, el erudito canadiense
N. K. Clifford plantea el problema contundentemente: "A la mente
protestante evangélica nunca le ha gustado la complejidad. Por
cierto, su cruzadas se han caracterizados siempre por tender, tanto
en la religión como en la política, hacia la simplificación
excesiva de los temas y la sustitución del análisis crítico y la
reflexión seria por la inspiración y el celo. Las limitaciones de
este tipo de esquema mental eran menos aparentes en la relativa
simplicidad de una sociedad rural de las fronteras". {11} Nuestro
mundo es mucho más complejo hoy, y requiere un pensamiento más
centrado, profundo y sostenido.
Hay quienes podrían objetar que los evangélicos han producido algún
pensamiento y escritura serios en ciertas áreas de estudio, y eso
es realmente cierto. La apologética es un área donde ocurre esto.
Pero, como dice Noll: "En nuestro pasado hemos reaccionado mucho
más ávidamente para defender la fe que para analizar sus
implicaciones en la vida intelectual".{12} Una cosa es apuntalar
nuestras propias defensas (un proyecto valioso en sí mismo), pero
otra muy distinta tratar de entender el mundo por el mundo mismo -o
aun por el hecho de ampliar nuestra comprensión de Dios. Para
aquellos que están afuera en el mercado y en las universidades
seculares, ¿hay creencias distintivamente cristianas informando su
trabajo? ¿O están teniendo que dejarlas en casa para hacer
su vida más fácil en el trabajo (o simplemente para permanecer en
sus cargos)?
El antitradicionalismo
En un artículo sobre la era del Iluminismo, escribí lo siguiente:
Los filósofos iluministas nos enseñaron a ver el mundo
como una colección de hechos científicos, a mirar hacia delante en
vez de hacia atrás, a la sabiduría del pasado, y a considerar al
individuo como la autoridad final para lo verdadero. El ideal es el
individuo que analiza los datos crudos de la experiencia sin ningún
compromiso de valor previo, con el objetivo de descubrir algo
nuevo. Lamentablemente, se buscaba el conocimiento a costa de la
sabiduría. El pasado ahora tenía poca relevancia. ¿Qué podrían
decirnos quienes vivieron en el pasado que fuera relevante para
nosotros hoy? Además, las personas del pasado estaban dominadas por
la iglesia. Ya no debíamos permitir que este tipo de superstición
gobierne nuestras vidas".{13}
Ahora podríamos ver los hechos por nuestra cuenta; no teníamos
ninguna necesidad de que nadie nos enseñe nada. El cambio estaba en
el aire; lo que era nuevo era lo importante, no lo que ocurrió en
el pasado. Así se formó la característica del
antitradicionalismo.
Suponemos que, dado que el mundo es tan diferente hoy, los que nos
han precedido tienen poco para decirnos, ya que no pudieron
imaginarse un mundo como el nuestro. Nos olvidamos de que la
naturaleza humana no ha cambiado, y que la sabiduría no está atada
al tiempo o al progreso tecnológico. ¡Ni ha cambiado tampoco Dios
a lo largo del tiempo al compás de nuestro progreso! Podemos
aprender de quienes nos han precedido sobre lo que significa la
Biblia, cómo es Dios, cómo podemos vivir mejor nuestras vidas
marcadas por la sabiduría, y más.
La evangelización y la predicación
¿Qué importancia tuvieron estas ideas y actitudes para la
proclamación del evangelio?
Primero, con relación a la evangelización, el avivamentismo del
siglo XIX fijó el tono del pensamiento evangélico popular. El
avivamentismo fue un movimiento del cristianismo que enfatizaba una
aceptación incondicional del mensaje del evangelio ahora. Se
desarrolló en el siglo XVIII, y llegó a su pleno desarrollo en el
siglo XIX. El avivamentismo tuvo un tono muy populista; el
mensaje de salvación estaba dirigido al público más amplio. La
predicación se mantenía sencilla y "dirigida a una respuesta
emocional".{14} La opción era sencilla: "Arrepiéntanse y crean en
el evangelio hoy. No esperen hasta mañana". No había
necesidad de dedicar demasiado pensamiento a la cuestión, ninguna
necesidad de recurrir a otros -ni a contemporáneos ni a quienes
vivieron en el pasado- para lograr una perspectiva y una
comprensión de la fe. La salvación era individual, y el llamado a
la decisión, inmediato.{15}
Al desplazarse el avivamentismo hacia el sur y el oeste, "se volvió
más primitivo, más emocional, más dado a manifestaciones
'extáticas'".{16} Los predicadores a menudo adoptaban los
prejuicios antiintelectuales del pueblo. Se sumaba a la mentalidad
ya populista el hecho de que los pioneros se desplazaban hacia el
oeste más rápidamente que lo que podían seguirlos las instituciones
(incluyendo las escuelas). Los misioneros "habrían sido ineficaces
en convertir a sus rebaños móviles si no hubieran sido capaces de
desarrollar un estilo de predicación vernáculo, y si no hubieran
compartido o simulado, en algún grado, las sensibilidades y
prejuicios de sus públicos: antiautoridad, antiaristocracia,
antioriental y antierudición".{17}
Este prejuicio contra la erudición comenzó a solidificarse tanto
entre los laicos como entre el clero. Hofstadter explica la
comprensión característica de la relación entre la fe y la
erudición de esta forma: "Uno comienza con la proposición
difícilmente cuestionable de que la fe religiosa no se propaga
principalmente por la lógica o la erudición. Luego pasa de esto a
la idea de que se propaga mejor . . . por hombres que han sido
[sic] iletrados e ignorantes. Parece seguir a partir de esto que la
sabiduría y la verdad que poseen este tipo de hombres es superior
a la que tienen las mentes educadas y cultas. De hecho, la
erudición y la cultura parecen ser obstáculos en la propagación de
la fe".{18}
Una nueva forma de conocer la verdad
El pietismo y el populismo sirvieron para fomentar una mentalidad
de subjetivismo, antitradicionalismo y antiintelectualismo. A esto
se agregó un marco de pensamiento tomado de la ciencia y la
filosofía que afectó significativamente la forma en que los
evangélicos pensaron acerca de su fe y el mundo.
Dentro de la iglesia, había necesidad de encontrar una forma de
impedir que la doctrina cristiana se volviera un asunto puramente
individualista luego de la separación de la Iglesia Romana. Si
había formas de demostrar que la doctrina era objetivamente
verdadera, los cristianos tendrían que darle su asentimiento. Con
respecto a la sociedad en general, ahora que la ciencia era la
fuente del conocimiento, los evangélicos sintieron la necesidad de
mostrar que el cristianismo podía hacerle frente a la verificación
científica rigurosa, para que la iglesia siguiera siendo una
institución respetada. El tema era cómo conocemos la verdad, y cómo
esta comprensión debía ser aplicada a la interpretación de la
Biblia.
Si bien las tendencias románticas se estaban volviendo más visibles
en el protestantismo durante este período, la orientación de los
conservadores era principalmente en la dirección de los hechos más
que de los sentimientos. En el siglo XVIII un nuevo marco de
pensamiento comenzó a desarrollarse que pareció responder a estas
necesidades, y que ha influido fuertemente en el carácter del
cristianismo evangélico desde entonces. Este marco tuvo dos
elementos principales: la filosofía del sentido común escocés, y la
ciencia baconiana.
La filosofía del sentido común escocés
Si bien los evangélicos rechazaron los aspectos escépticos del
Iluminismo,{19} aceptaron con los brazos abiertos un tipo de
pensamiento iluminista conocido como Realismo del Sentido Común
Escocés. Los filósofos del Sentido Común creían que todos tienen
facultades mentales que producen creencias en las que nos apoyamos
en la vida cotidiana, como la existencia del mundo exterior, la
realidad de nuestras mentes, la confiabilidad de nuestros sentidos,
nuestras capacidades para razonar, nuestros recuerdos, etc. Estas
facultades permiten que todos "comprendan las realidades básicas de
la naturaleza y la moralidad".{20} Estas creencias no eran
consideradas derivadas de la cultura o atadas a la cultura; eran la
experiencia compartida de toda la humanidad, incluyendo los
escritores de la Biblia.{21}
El historiador George Marsden señala que "el Sentido Común tuvo una
atracción especial en Estados Unidos porque pretendió ser una
antifilosofía".{22} Ponía a la persona común contra los filósofos
especulativos. Los evangélicos simpatizaron con él fácilmente por
su atracción populista, porque "era tan intuitivo, tan instintivo,
tan parte de una segunda naturaleza".{23} De hecho, esta filosofía
fue abrazada tan ampliamente por el protestantismo que, como dijo
un hombre: "la mayoría de las personas consideran que [el
protestantismo y el Sentido Común] son partes necesarias del mismo
sistema".{24} "Este razonamiento se volvió tan básico", dice Noll,
"que aun los evangélicos conscientemente ortodoxos no tuvieron
ningún escrúpulo en apoyar todo el edificio de la fe sobre los
principios del iluminismo escocés".{25}
La ciencia baconiana
El otro componente del marco de pensamiento fue el método
científico de Francis Bacon. Bacon abogaba por un riguroso
empirismo, "un método inductivo para descubrir la verdad, fundado
en la observación empírica, el análisis de los datos observados, la
inferencia que resulta en una hipótesis, y la verificación de la
hipótesis mediante la observación y el experimento continuos".{26}
La meta era la "ciencia objetiva, desinteresada, desprejuiciada y
neutral".{27} George Marsden dice que la filosofía del Sentido
Común Escocés brindó una base para la fe en este método científico.
Con el fundamento del sentido común podemos entender las leyes de
la naturaleza mediante el empleo del método baconiano de análisis
de las evidencias y clasificación de los hechos.
Los evangélicos comenzaron a usar este método para interpretar la
Biblia. La Biblia era vista como una colección de hechos que
podrían ser entendidos por cualquier persona con una inteligencia
razonable con solo saber lo que significaban las palabras. En todas
las denominaciones, nos dice Marsden, "prevalecía la fe en la
verdad inmutable vista claramente mediante el razonamiento
científico inductivo en la Biblia y la naturaleza por igual".{28}
Importancia para los evangélicos
¿Qué importancia tuvo todo esto para los evangélicos? En términos
generales, los teólogos estadounidenses de mediados del siglo XIX
eran defensores del razonamiento científico y el progreso
científico", dice Marsden. "Tenían plena confianza en las
capacidades de método científico para descubrir la verdad
exactamente y objetivamente". Los cristianos conservadores tomaron
los principios científicos usados para estudiar la naturaleza y los
aplicaron a la Biblia. "Para los protestantes parecía evidente que
el principio para conocer la verdad en un área de la revelación de
Dios debería corresponderse con los de otra área". Esta amplia
aceptación se encontró en todo el espectro de las denominaciones,
incluyendo los unitarios, los presbiterianos, los metodistas y los
bautistas, entre otros. Comprender la Biblia pasó a ser el estudio
mediante el sentido común de los hechos de las Escrituras. La
pregunta importante era: ¿Qué significan las palabras? Una vez
determinado esto, la Biblia podría ser comprendida tan claramente
como la naturaleza.{29}
Sin embargo, acá tenemos que detenernos y hacer una pregunta
importante: ¿Cómo fue que cristianos que tomaban en serio los
efectos negativos del pecado en la mente, que tendían a enfatizar
las incapacidades humanas y la falta de confianza en la razón
humana, pudieran poner tanta confianza en una filosofía que
dependía tanto de la razón? La respuesta es que la sociedad
estadounidense fuera de la iglesia estaba repudiando la revelación,
la tradición y la jerarquía social. El sentido común baconiano
ofrecía un medio de defender y promover valores tradicionales sin
apelar a dichas autoridades.{30} El deseo de hacer que el
cristianismo pareciera creíble en este tipo de entorno hizo que
fuera fácil pasar por alto los efectos del pecado en la mente.
Los problemas con el pensamiento del Sentido Común
Sin embargo, había problemas con el pensamiento del Sentido Común.
Primero, el Sentido Común dependía de la creencia del aspecto común
de nuestra humanidad que, por supuesto, se extendía hacia los
escritores bíblicos del pasado. Una vez comprendido el sentido
original del texto, la verdad quedaba establecida. Pero esto creaba
un dilema, porque esta comprensión de la verdad como algo que no
cambia chocaba con el nuevo espíritu de progreso y de cambio de
mediados del siglo XIX. ¿Acaso el progreso en el conocimiento no
debería afectar también nuestra interpretación de la Biblia?{31}
Segundo, se suponía que la filosofía y la ciencia eran disciplinas
puramente objetivas. Como señala un escritor, sin embargo: "Los
impedimentos para uso de este método son los preconceptos y los
prejuicios".{32} Marsden señala que "la ciencia y la filosofía
operan sobre varias premisas -a menudo, premisas ocultas. Desde una
perspectiva cristiana, la pregunta crucial es si estas premisas
reflejan una perspectiva estrictamente naturalista o una que puede
ser modelada y guiada por datos derivados de la revelación
bíblica".{33}
Hoy se comprende ampliamente que el método científico usado para
estudiar tanto la naturaleza como la Biblia no es neutral; su uso
no lleva a todos a las mismas conclusiones. ¿Por qué? Porque
nosotros filtramos los datos a través de creencias que ya tenemos.
Con relación a la Biblia, tenemos que entender que no es
simplemente un libro de hechos. Es un cuerpo de literatura
inspirada, escrita en culturas muy distintas de las nuestras. ¿Qué
querían que entendiéramos los escritores? ¿Cómo deben ser
interpretados correctamente cada uno de los géneros de la Biblia?
Como ya se sugirió, tenemos que considerar también los preconceptos
que traemos al texto, que influyen y son influidos por nuestra
lectura de él.
La adopción de la filosofía del Sentido Común baconiano para la
interpretación de la Biblia comenzó a causar a los evangélicos
problemas especiales, principalmente en el área de la ciencia. La
lectura "sencilla y literal" del texto de Génesis 1 y 2 indicaba un
universo creado en seis días de 24 horas. Era fácil pensar, en un
tiempo en que las creencias cristianas eran tan predominantes, que
una mirada franca a los datos científicos confirmaría este punto de
vista. Cuando los datos parecieron indicar otra cosa, sin embargo,
los evangélicos se encontraron con un problema. ¿Debían claudicar
y decir que el Génesis era un mito? ¿Debían aferrarse a su
interpretación, independientemente de los descubrimientos de los
científicos? ¿Debían reconocer una interpretación errónea del
texto?
El punto principal aquí no es, en realidad, la cuestión de la edad
de la tierra. He usado la ciencia como ejemplo porque suele ser el
foco de conflicto entre los evangélicos y la sociedad. El punto
principal es que los evangélicos que basaban su comprensión del
mundo en un uso acrítico de un método precario de interpretación se
encontraron enfrentados con su cultura. Anteriormente hable del
biblicismo, la idea de que solo podemos tener alguna
confianza en el conocimiento obtenido de la Biblia. Los evangélicos
terminan por aislarse de cualquier corrección que podría venir del
denominado "libro de la naturaleza". Se volvieron vulnerables al
confiar en un método que, aparentemente, les había fallado. Dice
George Marsden:
"Los apologistas cristianos . . . se estaban colocando
en una posición altamente vulnerable al respaldar el ideal
baconiano de que las ciencias deberían ser completamente neutrales
y liberadas del análisis religioso como sus puntos de partida . .
. Casi sin advertencia previa, un muro del edificio de su
apologética fue quitado y, en una generación, el lugar de la
autoridad bíblica en la vida intelectual estadounidense estaba
completamente en ruinas".{34}
Debido a su renuencia a permitir que su interpretación de la Biblia
fuera informada por cosas aprendidas de la naturaleza, los
evangélicos quedaron separados de la vida intelectual de la nación,
y alejaron, en la práctica, la perspectiva bíblica ortodoxa de la
erudición general.
Los evangélicos y el "libro de la naturaleza"
Debido al lugar de la Biblia en la tradición protestante, el "libro
de la naturaleza" generalmente ocupa un lugar subordinado entre los
evangélicos. Si bien la Biblia debería mantener el primer lugar en
lo que se refiere a nuestro conocimiento, surgen algunos problemas
si nos volvemos demasiado rígidos en nuestro pensamiento.
Un problema es nuestra respuesta cuando se nos presentan ideas que
consideramos que van en contra de la Biblia. En nuestro deseo de
sostener la plena veracidad de la Biblia, rechazamos de pleno toda
idea que parezca contradecirla. Esta determinación crea tensión en
una variedad de áreas de la erudición. Cuando personas de cualquier
rama de trabajo hacen afirmaciones que creemos que entran en
conflicto con la Biblia, las rechazamos. Y hacemos bien . . .
si dichas ideas realmente están en conflicto con la Biblia.
¿Contradicen la Biblia, o nuestra interpretación de ella?
Cuando las ideas parecen estar en conflicto con la Biblia, tenemos
que estar seguros de que nuestra interpretación es correcta. Siglos
atrás, los cristianos creían que la Biblia apoyaba el punto de
vista de que la Tierra estaba en el centro del universo. {35} Los
estudios científicos demostraron que su interpretación de la Biblia
era incorrecta. Esto no era cuestión de elegir a la ciencia por
sobre la Biblia; se trataba de permitir que el estudio de la
naturaleza corrigiera la interpretación incorrecta que tenían de la
Biblia.
Nosotros sostenemos que la Biblia es verdadera en todo lo que
afirma. Sin embargo, tenemos que tener en mente que el principal
propósito de la Biblia es hablar de Dios, de sus caminos y su
voluntad. Hay verdad de la que la Biblia no habla; no verdad del
tipo redentor, sino verdad acerca de este mundo. En la Biblia, uno
no encontrará nada acerca de la causa y la cura del cáncer. Cuando
preparamos soldados para su deber, les damos más que lo que podemos
encontrar en la Biblia. Estas cosas son obvias, por supuesto. Pero,
¿qué de la posibilidad de aprender más acerca de Dios de estudiar
las cosas de esta tierra? Aun cuando no podamos ir más allá de la
enseñanza bíblica acerca de la naturaleza de Dios (porque la
mayoría de los protestantes aún rechazan la teología natural de la
Iglesia Católica Romana), ¿podemos obtener un cuadro más amplio y
más claro de las verdades de la Biblia al aprender acerca de este
mundo? De la naturaleza y de los pinceles de los artistas podemos
entender más plenamente lo que es la belleza. Al mirar un gráfico
de la estructura genética de una molécula de ADN quedamos atónitos
ante la maravilla del orden natural. Del estudio de la humanidad en
la antropología vemos más claramente cómo las personas exhiben el
conocimiento de la ley "escrita en nuestros corazones", y cómo,
debido al pecado, la gente llega a adorar a la criatura antes que
al Creador.
Otro problema para la vida de la mente con relación al mundo es la
idea de que el mundo en realidad no es demasiado importante.
Después de todo, algún día va a ser consumido, ¿no es cierto? Esta
actitud pasa por alto algunos hechos importantes. La Biblia nos
dice que Dios creó el orden natural; Jesús cumplió su obra de
redención dentro del orden natural; y, un día, el orden natural
mismo será restaurado (ver Génesis 1:1; Romanos 8:21 y 2 Pedro
3:13). Es la obra de Dios, y es maravillosa, a pesar se su
condición caída, solo por lo que contiene. Es, también, el entorno
en el cual vivimos nuestra salvación cada día, y es donde buscamos
alcanzar a las personas para Cristo. El hecho de que el mundo esté
caído no significa que haya poco valor en conocerlo.
Influencias seculares
Los evangélicos no hemos sido influidos solo por la historia del
pensamiento en la iglesia durante los últimos dos siglos, sino que
estamos influidos también por el pensamiento secular.{36}
Importantes fuerzas sociales secularizadoras de la era moderna,
como la pluralización social y las exigencias prácticas de la
industria alteraron significativamente la forma en que pensamos.
Con el surgimiento de la industria, Estados Unidos se convirtió en
una sociedad móvil y desarraigada, donde la producción (y, por lo
tanto, la eficiencia) era de suma importancia. Dios se volvió menos
relevante; para muchos, la creencia en Dios era un obstáculo. Lo
que importaba era lo que funcionaba. Un resultado de esto fue la
privatización de la creencia. Perdimos el ánimo o perdimos el
interés en dejar que nuestras creencias influyeran
significativamente en nuestras vidas diarias.
Sin embargo, voy a postergar la discusión de estas cuestiones{37}
y mencionaré brevemente dos influencias filosóficas significativas
del siglo XX: el pragmatismo y el existencialismo.
El pragmatismo
Ya hablé acerca de la orientación del evangelicalismo hacia lo
práctico. Esa actitud, tan prevalerte entre la mayoría de los
estadounidenses, desarrolló una escuela de filosofía a fines del
siglo XIX y principios del siglo XX llamada pragmatismo, una
filosofía que ejerció una gran influencia en todas nuestras
escuelas.
El pragmatismo se ocupa de cómo funciona una idea en la vida real.
Saber las consecuencias prácticas de una idea nos dice lo que
realmente significa el concepto. Y verificarlo en formas
concretas muestra su verdad. Al pragmatismo le interesa el
"valor en efectivo" de una idea.{38}
El pragmatismo se ve en la iglesia evangélica cuando los cristianos
ven la aplicación práctica de una doctrina como la medida de su
importancia, y cuando miramos con desdén el intelectualismo porque
su utilidad práctica no es fácilmente aparente.
El existencialismo
Otra influencia secular sobre los evangélicos es la filosofía del
existencialismo.{39} La búsqueda de verdad se volvió hacia
adentro en la era romántica y, como señalamos anteriormente, el
subjetivismo fue uno de los resultados negativos del pietismo. Esta
subjetividad es una creencia central del existencialismo.
El existencialista escoge para sí cuáles serán sus valores y, por
lo tanto, qué será él o ella. "El hombre no es más que lo que hace
de sí mismo", dijo Jean-Paul Sartre. "Ese es el primer principio
del existencialismo".{40} Los valores no se imponen desde afuera;
los escoge el individuo. Vivir de acuerdo con los valores de otros
es vivir de mala fe.
La influencia del existencialismo se ve entre los evangélicos
cuando nos volvemos la autoridad final para nuestros valores,
cuando insistimos en que somos responsables por lo que llegaremos
a ser, o cuando hacemos que nuestras propias experiencias
determinen el significado de la Biblia. La experiencia del
individuo pasa por alto la comprensión bíblica y se vuelve una
autoridad por encima de la enseñanza de la iglesia del pasado y del
presente.
Cómo revivir la mente evangélica
A pesar de todas sus buenas cualidades, el evangelicalismo del
siglo XVIII en Estados Unidos no ha hecho contribuciones notables
al mundo de la erudición. El pensamiento distintivo evangélico
juega un rol muy pobre, si juega alguno, en la vida intelectual de
nuestra nación, y nuestro conocimiento de nuestra propia fe a veces
adolece de un pensamiento incorrecto sobre cómo saber lo que es
verdadero y lo que quiere decir la Biblia.
El subjetivismo experiencial característico del pietismo extremo y
de las filosofías seculares como el existencialismo separa al
individuo del conocimiento y la sabiduría acumulados de la iglesia
a lo largo de los siglos. Es necio dejar de lado todo eso a favor
de lo que cada individuo siente o puede entender por su cuenta.
"Siento que esto o lo otro" es la forma en que solemos comenzar por
afirmar nuestra comprensión de un pasaje de la Biblia o de una
doctrina. Cuando se nos exigen razones para sostener esa creencia,
los cristianos dirán, a menudo, simplemente "Bueno, eso es
simplemente lo que siento que quiere decir". Este tipo de
subjetivismo hace que el individuo sea su propia autoridad final
para la verdad. El individualismo resultante {41}lleva a la
fragmentación de la iglesia, lo que la limita en su presentación de
un frente unido al interactuar con el mundo secular.
Con relación a la actitud pragmática tan prevalente en la iglesia,
un énfasis constante en la utilidad nos aleja de la consideración
de asuntos más profundos de la fe, que pueden resultar en una fe de
nivel de la escuela primaria. Vienen a la mente dos problemas.
Primero, un enfoque pragmático nunca nos llevará a una comprensión
profunda de Dios. Francamente, hay cosas acerca de Dios y sus
caminos que pueden parecer que no tienen absolutamente ninguna
relación con nosotros. Imagine si mi esposa comienza a contarme
alguna historia sobre su pasado, algo que parece intrascendente, y
le digo: "Lo lamento, pero no veo la importancia práctica de eso
para mí. Atengámonos a hablar de aquellas cosas sobre nosotros que
tienen una aplicación práctica". ¡Esa no es ninguna forma de
construir una relación! Alguien podría responder que, con un poco
de investigación, podría encontrar posiblemente una importancia
práctica. Tal vez la encuentre, y tal vez no. Aun cuando lo haga,
el esfuerzo me llevará más lejos de lo que irá generalmente el que
tiene una actitud pragmática. El pragmatismo no impulsa a uno a
buscar el significado; la mera instrumentalizad suele ser todo lo
que se requiere.
Segundo (ampliando el primero punto), las cuestiones de la vida son
demasiado complejas para una comprensión elemental de Dios y sus
caminos, y de este mundo. Hebreos 5:12 y 6:1 nos advierten que
debemos alejarnos de las cosas elementales. Esto, por supuesto, se
refiere a la verdad bíblica/teológica. Con una comprensión más
profunda de Dios podemos adquirir una perspectiva mejor del mundo
en el cual vivimos, y desarrollar una mayor sabiduría para saber
cómo vivir en él. Pero también tenemos que entender nuestro mundo
bien a fin de poder aplicar la sabiduría de Dios a él. Por ejemplo,
debería haber economistas expertos cristianos. Este tipo de
personas entenderían el punto de vista de Dios de la vida humana y
la productividad; tendrían la sabiduría obtenida de reflexionar
acerca de verdades bíblicas sobre cosas como el cuidar unos de
otros, sobre la responsabilidad personal o sobre las
responsabilidades nacionales, para el caso. También entenderían las
formas en que funcionan las sociedades y las ramificaciones
sociales y políticas de ciertas formas de manejar el dinero.
Claramente, la utilidad es importante aquí, pero también lo son los
temas mayores como el significado del trabajo, la responsabilidad
de una persona por otra, y el cuidado de los recursos que Dios ha
puesto a nuestra disposición para ganarnos la vida. Un profundo
conocimiento de Dios y también del mundo que ha creado son
necesarios para lograr esto.
Los evangélicos pueden y deben hacer contribuciones significativas
a la vida de la mente en Estados Unidos. ¿Cómo podemos esperar que
nos tomen en serio en la fe que confesamos si somos vistos como
"atrayentes en privado, pero públicamente irrelevantes"? Recuerde
lo que dijo Noll: "Los vínculos entre una vida cristiana profunda,
una influencia cristiana duradera y el pensamiento cristiano
dedicado caracterizan prácticamente todos los grandes momentos de
la historia de la iglesia". Algunos cristianos insistirían en que
el evangelismo es nuestra tarea más importante. Pero aun con
relación a este punto de vista, ¿por qué deberíamos esperar que
alguien tome el mensaje que predicamos en serio si aparecemos como
retrógrados en nuestro pensamiento? Nuestro énfasis en lo práctico
y nuestra aversión hacia los esfuerzos intelectuales continuarán
obstaculizando nuestra influencia en el mundo universitario y en la
sociedad en general.
Es posible estar a la vez "demasiado centrado en las cosas
terrenales como para ser de alguna utilidad celestial" como
"demasiado centrado en la cosas celestiales como para ser de alguna
utilidad terrenal". Tenemos que estar sintonizados con ambas
esferas. En mi énfasis sobre la comprensión del mundo y en estar
conscientes de que el conocimiento obtenido de este mundo puede, en
algunos casos, corregir nuestra interpretación de la Biblia, no
estoy abogando a favor de una capitulación ante los dictámenes de
los intelectuales en ningún campo específico, aun cuando
contradigan la Biblia. Estoy abogando por un uso responsable de las
mentes que hemos recibido. Podemos confrontar la vida de la mente,
o podemos seguir hundiéndonos hacia la oscuridad. La primera opción
es la que más honra a Dios.
Rick Wade se graduó de Moody Bible Institute con un B.A. en Comunicaciones
(radiodifusión) en 1986. Se graduó con honores en 1990 de Trinity Evangelical
Divinity School con un M.A. en Pensamiento Cristiano (teología/filosofía), donde
sus estudios culminaron en una tesis sobre la apologética de Carl F. H. Henry. Rick y
su familia viven en Rowlett, Texas. Si usted tiene algún comentario
o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org.
Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.
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una cosmovisión cristiana y equipar a la iglesia a reclutar al mundo para Cristo. Probe cumple su misión a través de nuestras
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