Para que sean uno:
evangélicos y católicos en diálogo

(Revisado){1}

Rick Wade


La crisis cultural y el ruego de Jesús

Allá por el año 1983, comencé a trabajar con el Centro para Embarazos en Crisis de Chicago. Participé en algunas protestas callejeras frente a clínicas de abortos. ¡Pronto me di cuenta de que muchos de los que me acompañaban en la acera eran católicos romanos! Hasta tuve la oportunidad de hablar ante un grupo de católicos en una ocasión. Como no tardé en enterarme, los católicos habían estado combatiendo el aborto bastante antes que personas como Francis Schaeffer hiciera que los protestantes evangélicos tomaran conciencia de la situación.

El catolicismo romano era algo de un enigma para mí entonces. No había muchos católicos en el sudeste de Virginia, donde me crié. Todo lo que sabía era que tenían un Papa y oraban a María, y que a veces tenían pequeñas estatuas en los jardines frente a sus casas. Las líneas estaban bastante bien demarcadas entre ellos y nosotros. Ahora me veía forzado a pensar en estas personas y en sus creencias, porque estábamos parados codo a codo, ministrando juntos en el nombre de Jesús.

Declinación cultural/moral

A nivel de base, los cristianos de diversas extracciones se han encontrado trabajando para detener la ola de inmoralidad junto con personas con las que nunca pensaron que trabajarían. En la década de 1980, el aborto fue tal vez el ejemplo más visible de un abismo que se estaba ampliando en Estados Unidos. No sólo el aborto, sino la ilegitimidad, la licencia sexual en sus diversas formas, una tasa de divorcios disparada y otros males sociales dividían a quienes aceptaban la tradicional moral judeocristiana de quienes no la aceptaban. La gente comenzó a hablar de una "guerra cultural". Dado que nuestra influencia ha menguado, hemos encontrado que ya no podemos darnos el lujo de tirar piedras a "esos católicos de allí", porque estamos siendo forzados por las circunstancias culturales a trabajar para proteger un conjunto de valores que sostenemos mutuamente.

En el libro Evangelicals and Catholics: Toward a Common Mission, Chuck Colson pasa revista al corrimiento social/ético de Estados Unidos.{2} Con la pérdida de confianza en nuestra capacidad de conocer la verdad universal y objetiva, nos hemos vuelto a lo subjetivo y práctico. Lo que importa es que las cosas se hagan. El poder ha reemplazado a la razón como la principal herramienta para el cambio. La política liberal determina las lecturas que se ofrecen en los cursos de literatura en las universidades. El multiculturalismo radical ha distorsionado las descripciones de Occidente para convertirnos en la fuente de opresión para el resto del mundo. "Así como la pérdida de la verdad lleva a la pérdida de integridad cultural", dice Colson, "la pérdida de integridad cultural produce la desintegración del orden moral común y su expresión en el consenso político".{3} La elección individual vence al bien común; cada uno tiene sus propias reglas. El aborto es una elección. La práctica de la homosexualidad es una elección. La autoexpresión es la esencia de la libertad, independientemente de cómo afecte a los demás. Y así sigue.

Una de las consecuencias irónicas de esto es, potencialmente, la pérdida de la libertad que buscamos tan desesperadamente. Esto es porque debe haber algún orden en la sociedad. Si todos van en diferentes direcciones, el gobierno tendrá que intervenir para poner orden. ¿Qué deben hacer los cristianos? Los evangélicos son fuertes en el área del evangelismo. ¿Puede hacerse más en el nivel cultural? La respuesta a nivel de base

Volvamos a las aceras de Chicago. "Frente a las clínicas de aborto", dice Colson, "los católicos se toman de la mano con bautistas, metodistas y episcopales para orar y cantar himnos. Lado a lado, reparten folletos e instan a las mujeres que ingresan a tener piedad de sus bebés". Esta nueva unificación se extiende también a otras áreas. Colson sigue diciendo:

"Tanto evangélicos como católicos se sienten ofendidos por la blasfemia, la violencia y la promiscuidad sexual apoyados tanto por la élite artística como por la cultura popular en Estados Unidos hoy. En las universidades, los estudiantes evangélicos cuya fe sufre frecuentes ataques suelen encontrar que los profesores católicos son sus únicos aliados. Los evangélicos aplauden cuando una monja católica que dedicó su vida a servir a los pobres en nombre de Cristo confronta osadamente al presidente de Estados Unidos por sus políticas a favor del aborto. Miles de jóvenes católicos se unen al movimiento El Verdadero Amor Espera, en el cual los adolescentes se comprometen a guardar el sexo para el matrimonio, un programa originado entre los bautistas.{4}

Esto ha brindado el trabajo de base para lo que está siendo llamado el "nuevo ecumenismo", un reciente surgimiento de interés por encontrar causa común con otros que creen en Jesucristo como el divino Hijo de Dios. Al ver esta unidad a nivel de base en la causa por la moral cristiana, los estudiosos y pastores se están reuniendo para ver dónde las diferentes tradiciones de cristianos concuerdan y discrepan entre sí, con la idea de presentar un frente unido en la guerra cultural.

La oración de Jesús

Al hablar de su iglesia, Jesús pidió al Padre: "...para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado ... yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí" (Juan 17:21-23, NVI). Además de la guerra cultural, los cristianos tienen un motivo para la unidad en la oración de Jesús. Una división en la Iglesia es como un cuerpo dividido: ¿cómo funcionará como una unidad para lograr su cometido? Jesús no estaba hablando de la unidad a cualquier precio, pero no podemos dejar que esa idea nos impida buscarla donde sea legítima a los ojos de Dios.

El nuevo ecumenismo

El corrimiento cultural y la oración de Jesús han llevado a pensadores de diferentes tradiciones cristianas a unirse para ver lo que puede hacerse para promover la causa de la unidad. Una conversación que comenzó seriamente entre los participantes de Evangelicals and Catholics Together a mediados de la década de 1990 se ha ramificado produciendo revistas, libros y conferencias dedicados a este tema. De hecho, en noviembre de 2001 asistí a una conferencia llamada "La unidad cristiana y las divisiones que debemos mantener", que incluía a creyentes evangélicos, católicos y ortodoxos orientales.{5} Los participantes de estas discusiones se refieren a ellos mismos como cristianos "tradicionales". Al decir "tradicionales" quieren decir personas "que están vinculadas libremente por una tradición normativa que es la portadora de la verdad", en las palabras de Richard John Neuhaus.{6} Los cristianos tradicionales encuentran su ascendencia en los apóstoles mismos, en vez de adoptar como autoridad final las ideas de la erudición moderna. Aceptan la Biblia como la Palabra de Dios autorizada y los grandes credos de los primeros siglos como resúmenes de la auténtica enseñanza apostólica. Están de acuerdo en cosas como la Trinidad, el Nacimiento Virginal y la salvación a través de Jesucristo, el divino Hijo de Dios. Debido a su aceptación de estas verdades fundamentales, suele señalarse que un evangélico tradicional tiene más en común con un católico tradicional que con un protestante liberal que niega la deidad de Cristo y otras verdades cristianas fundamentales.

El movimiento ecuménico del siglo XX

Para algunos de nuestros lectores mayores, la palabra ecuménico tal vez traiga a la mente el movimiento del siglo XX promovido por el Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo Nacional de Iglesias que tomó un giro decididamente no bíblico a mediados de la década de 1960. Recuerdo a personas de mi iglesia que hablaban de esto en un tono muy despectivo. ¿Es este nuevo ecumenismo como el anterior? Los participantes hacen grandes esfuerzos para distinguir al nuevo ecumenismo del anterior. Este último comenzó en 1910 en Edimburgo, Escocia, con el propósito de unir a los protestantes, principalmente para las misiones.{7} Al inicio, sus metas eran admirables. Luego de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, el foco se desplazó hacia lo social y lo político. En 1966, en la Conferencia Mundial sobre la Iglesia y la Sociedad, el corrimiento se hizo público. "A partir de ahí, los radicales ideológicos aumentaron", dice el teólogo Tom Oden. El movimiento adquirió un giro "hacia la retórica revolucionaria, la ingeniería social y la política regulatoria".{8} Intentó formar alianzas alrededor de los "bordes" de la vida y la creencia cristianas, por así decirlo. En otras palabras, estaba interesado en cuál era el papel de la iglesia en el mundo en el nivel social y político. La doctrina ortodoxa se volvió prescindible cuando era inconveniente. Hoy ese movimiento está haciendo agua, y hay quienes predicen que no durará mucho tiempo más.

El nuevo/viejo ecumenismo

El nuevo ecumenismo, por otra parte, rechaza las exigencias de la modernidad, que busca suplantar la antigua verdad apostólica por su propia sabiduría, y en cambio permite que la verdad apostólica se convierta en la crítica de la modernidad. Oden dice: "No podemos confesar correctamente la unidad de la iglesia sin volver a fundar esa unidad en la enseñanza apostólica que fue martillada en el yunque del martirio y definida por el primitivo proceso conciliar, cuando las herejías fueron rechazadas y se definió el antiguo consenso ortodoxo".{9}

Los nuevos ecumenistas apelan a la Biblia y a los primitivos credos ecuménicos, como el Credo Apostólico, como doctrina cristiana definitiva. Con todas sus diferencias, consideran un núcleo de creencias sostenidas históricamente acerca de las cuales todos concuerdan. A partir de esta base, entonces pueden discutir sus diferencias y considerar lo que podrían hacer juntos para influir en su sociedad con la cosmovisión cristiana.

En este tiempo de relativismo y constructivismo posmoderno, sería fácil considerar esta discusión como otro ejemplo de escoger entre varias verdades la que uno prefiere; o compaginar creencias que encontramos que se adecuan a nuestros gustos sin considerar si realmente son verdaderas. Esta no es la actitud aportada a este tema; el nuevo ecumenismo insiste en la primacía de la verdad. Esto significa que las discusiones pueden ser bastante intensas, porque los participantes no sienten la libertad de manipular la doctrina a fin de alcanzar un consenso. En la conferencia "Christian Unity", los conferencistas dijeron osadamente dónde creían que su tradición era la correcta y la de los otros, incorrecta, y esperaban la misma osadía de los demás. No había ningún rencor, pero tampoco hubo palabras intrascendentes. Oí por casualidad a un católico felicitar a Al Mohler, un bautista, por su ponencia, en la que Mohler dejó en claro que, según la teología evangélica, Roma estaba simplemente errada. "¡Ojalá aumente su tribu!", dijo el sacerdote católico. No porque a él mismo no le importaran las distinciones teológicas o estuviera intentando lograr alguna mezcla y adecuación posmodernista de creencias. No; era porque apreciaba el hecho de que Mohler estuviera dispuesto a plantarse firme en lo que creía que era cierto. Esta actitud es necesaria, no solo para mantener la integridad teológica dentro de la iglesia, sino que es esencial si queremos dar a nuestra cultura algo que no tiene ya.

Este es el espíritu, dice Tom Oden, un teólogo metodista, del ecumenismo primitivo -el de la iglesia primitiva-, que produjo los grandes credos de la fe. Oden brinda un buen resumen de las diferencias entre ambos ecumenismos. Mientras que el viejo ecumenismo del siglo XX desconfiaba del antiguo ecumenismo, el nuevo lo acepta. El viejo acomodaba el modernismo en forma acrítica, mientras que el nuevo es crítico respecto de las ideas fallidas del modernismo. El primero era utópico; el segundo, realista. El primero buscaba una unidad negociada, mientras que el segundo está basado en la verdad. El primero estaba impulsado por la política, mientras que el segundo está guiado por el Espíritu.{10}

Reuniones y documentos

¿Cómo se desplazó este movimiento desde las aceras de las clínicas de aborto a las salas de conferencia de los eruditos cristianos? A principios de la década de 1990, Charles Colson y Richard John Neuhaus comenzaron a conducir una serie de discusiones entre eruditos evangélicos y católicos que produjeron en 1994 un documento titulado "Evangelicals and Catholics Together: The Christian Mission in the Third Millennium".{11} En la sección introductoria uno encuentra esta declaración, que resume su convicción fundamental:

"Así como Cristo es uno, la misión cristiana es una. Esa misión única puede y debería ser promovida de diversas formas. Sin embargo, la diversidad legítima no debería ser confundida con las divisiones existentes entre cristianos que oscurecen al Cristo único y obstaculizan la única misión. Hay una conexión necesaria entre la unidad visible de los cristianos y la misión del Cristo único. Oramos en conjunto por el cumplimiento de la oración de Nuestro Señor: "para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17:21)

Basados en esta convicción, procedieron a discutir acuerdos, desacuerdos y esperanzas para el futuro. Los participantes de la discusión incluyeron a evangélicos como Kent Hill, Richard Land y John White. Personas destacadas como J.I. Packer,{12} Nathan Hatch, Thomas Oden, Pat Robertson, Richard Mouw y Os Guinness endosaron el documento.

Este documento fue seguido en 1998 por otro titulado "El don de la salvación", que trata los temas de la justificación y el bautismo y otros relacionados con la salvación. El nivel de acuerdo indicado atrajo fuertes críticas de algunos eruditos evangélicos,{13} y la mayor fuente de disputa fue la doctrina de la justificación, una cuestión central de la Reforma. Los críticos no encontraron la línea trazada tan claramente como quisieran. ¿Es la justificación puramente forense? En otras palabras, ¿se trata simplemente una cuestión de que Dios nos declara justos aparte de cualquier cosa que hagamos (el punto de vista protestante)? ¿O es intrínseco? En otras palabras, una cuestión de que Dios obra algo en nosotros que pasa a ser parte de nuestra justificación (el punto de vista católico). Para expresarlo de otra forma, ¿es puramente externo o interno? ¿O es ambas cosas? {14}

En mayo de 1995, la Confraternidad de St. James and Rose Hill College auspició una serie de charlas entre protestantes evangélicos, ortodoxos orientales y católicos romanos con la idea de hacer algo parecido a Evangelicals and Catholics Together, excepto que aquí participaban cristianos ortodoxos.{15} Entre los participantes estaban Richard John Neuhaus, Harold O.J. Brown, Patrick Henry Reardon, Peter Kreeft, J.I. Packer y Kallistos Ware. Según escribe James Cutsinger, el propósito era "probar si una ortodoxia ecuménica, basada sólidamente en la clásica fe cristiana según está expresada en las Escrituras y los concilios ecuménicos, podría convertirse en el fundamento para un testimonio unificado y transformador a la edad actual".{16} Un tema importante de esta conferencia, como en ECT, fue la verdad. Dice Neuhaus: "El nuevo ecumenismo, según se refleja también en ECT, es inflexible en cuanto a que la verdad y la unidad no deben ser confrontadas entre sí, que la única unidad que buscamos es la unidad en la verdad, y que la única verdad que reconocemos es la verdad mediante la cual estamos unidos".{17}

Dos proyectos

Hay dos proyectos que guían esta discusión y que a veces se superponen, pero a menudo no lo hacen. El primero es la guerra cultural. Hay quienes están convencidos de que no puede haber una plena comunión entre las tradiciones porque nuestras diferencias doctrinales son demasiado importantes, así que deberíamos dedicarnos a batallar contra nuestra cultura por los temas morales del día. Después de todo, es aquí donde comenzó la conversación. Aquí, lo que importa es la cosmovisión cristiana más amplia, y no tanto las cuestiones detalladas acerca de la justificación, el bautismo, etc. Lo que estos eruditos esperan lograr es hacernos conscientes de las cosas que tenemos en común para que podamos sentir la libertad de ministrar juntos en ciertas arenas, y luego convocarnos mutuamente a la causa de presentar una visión cristiana en cuestiones de importancia social y cultural hoy.

El segundo proyecto está modelado por la oración de Jesús de que estemos unidos. Habiendo visto que sí creemos algunas cosas en común, según se evidencia por la lucha contra el aborto, el paso siguiente es excavar más profundamente para ver si podemos encontrar una unidad más fundamental. El foco aquí está en acuerdos y desacuerdos teológicos. Las creencias de todos los involucrados quedan bajo escrutinio. Algunos eruditos estarán satisfechos con descubrir y aclarar creencias sostenidas conjuntamente. Otros dicen osadamente que la meta no puede ser otra que la plena comunión entre las tradiciones, si no la unión de todas en una.

El impulso del Espíritu Santo

Los participantes están convencidos de que esto es un mover del Espíritu Santo. ¿De qué otra forma podrían aquellos que han luchado por tanto tiempo y que están tan convencidos de la verdad de su propia tradición estar dispuestos a discutir estos temas con la verdadera esperanza de un mayor acercamiento entre ellos? El teólogo Tom Oden dice lo siguiente: "¿Qué está ocurriendo? Dios está despertando en el cristianismo de base un mar de fondo de anhelo por la enseñanza ecuménica clásica en todas las comuniones. Hay innumerables encarnaciones laicas de esta unidad".{18} Hay un nuevo anhelo de volver a nuestras raíces para redescubrir nuestra identidad histórica de cara a un mundo que deja la identidad librada al mejor postor. ¿Podría ser que el Espíritu está realmente trabajando para unir más a la iglesia en nuestro día?

Acuerdos y desacuerdos teológicos

Según notamos anteriormente, quienes participan en el nuevo ecumenismo se refieren a sí mismos como "cristianos tradicionales". Miran a la iglesia primitiva para descubrir sus raíces. Sostienen el Credo de los Apóstoles y el Credo de Nicea, y otros de los primitivos credos ecuménicos.

J.I. Packer brinda un resumen útil de las doctrinas que sostienen los cristianos tradicionales. Son éstas:

  • Las Escrituras canónicas son las depositarias y el canal de la revelación divina centrada en Cristo.
  • El Dios trino como soberano en la creación, la providencia y la gracia.
  • Fe en Jesucristo como Dios encarnado, el único mediador entre Dios y el hombre.
  • Ver a los cristianos como una familia de pecadores perdonados ... que han sido facultados para la piedad por el Espíritu Santo.
  • Ver a la iglesia como una única sociedad sobrenatural.
  • Los sacramentos del bautismo y la Santa Comunión "como necesidades de obediencia, gestos de adoración y medios de comunión con Dios en Cristo".
  • La práctica de la oración, la obediencia, el amor y el servicio.
  • Encarar adecuadamente la realidad personal del mal.
  • Esperar que la muerte y el juicio final conduzcan al gozo eterno del cielo".{19}

Debido a que el catolicismo romano es algo tan desconocido para muchos evangélicos, se da por sentado simplemente que todas sus enseñanzas son radicalmente distintas de las nuestras. La lista de doctrinas que acabamos de dar, sin embargo, demuestra cuán cerca estamos en temas fundamentales. De hecho, el muy respetado teólogo presbiteriano J. Gresham Machen dijo esto en el contexto de su luchas con el liberalismo:

"¡Cuán grande es la herencia común que une a la Iglesia Católica Romana, con su mantenimiento de la autoridad de las Escrituras y su aceptación de los grandes credos primitivos, con los protestantes devotos de hoy! Ciertamente no queremos oscurecer la diferencia que nos divide de Roma. La brecha es ciertamente profunda. Pero, por profunda que sea, parece casi insignificante en comparación con el abismo que nos separa de muchos ministros de nuestra propia iglesia".{20}

Sin embargo, con todo lo que tenemos en común, debemos reconocer también nuestras diferencias, ya que son importantes. Los católicos romanos creen que el magisterio de la iglesia es la voz autorizada final para la iglesia, ya que es la iglesia la que ha sido constituida como la columna y fundamento de la verdad. A la cabeza misma, por supuesto, está el Papa, considerado como el sucesor de Pedro. Los protestantes enfatizan el sacerdocio del creyente, para quien la Biblia es la autoridad final. Los católicos creen que la gracia de Dios para la salvación es mediada a través del bautismo, mientras que los protestantes consideran que el bautismo es más simbólico que eficaz. Los católicos veneran a María y oran a ella y a los santos. Los evangélicos consideran que María fue una mujer que nació en pecado y que cometió pecado ella misma, pero que fue bendecida especialmente por Dios.{21}

Tal vez la diferencia más importante entre los católicos y protestantes sea acerca de la cuestión de cómo una persona es aceptada ante Dios. ¿Qué significa ser justificado? ¿ Cómo es justificada una persona? Esto fue el verdadero tema de la Reforma para Martín Lutero, según Michael Horton.{22} Si la respuesta a la pregunta que uno hace, "¿Qué debo hacer para ser salvo?", es deficiente, ¿importa qué otra cosa uno cree? La respuesta a esto estará determinada por cuáles son las metas de uno al buscar la unidad. ¿Estamos trabajando en un proyecto de unidad eclesiástica? ¿O estamos preocupados principalmente por la guerra cultural? Nuestros desacuerdos son más importantes para lo primero que para lo segundo.

¿Cuál es la importancia de nuestras diferencias? La importancia tendrá relación con nuestras metas para unirnos. La gran pregunta en el nuevo ecumenismo es en qué áreas podemos unirnos. ¿En la teología y luego en la participación cultural? ¿O solo en la participación cultural? Algunos están trabajando duro para ver dónde estamos de acuerdo y dónde discrepamos teológicamente, aun al punto de examinar su propia tradición para asegurarse de que están en lo correcto (al menos, como lo ven ellos). Otros creen que, si bien compartimos muchas creencias doctrinales fundamentales, las divisiones no pueden ser superadas sin llegar a ser en realidad una iglesia visible. La participación cultural - cobeligerancia cultural, según se la ha llamado- se convierte en el foco de nuestra unidad.

Algunos lectores podrían tener una pregunta acuciándolos a esta altura. Es ésta: Si los católicos tienen una comprensión deficiente del proceso de la salvación, según pensamos nosotros, ¿pueden siquiera ser cristianos? ¿No deberíamos estar evangelizándolos en vez de estar trabajando con ellos? Sin duda hay personas en la iglesia católica que no tienen ninguna razón para esperar el cielo. Pero ocurre lo mismo en iglesias evangélicas. Si bien, por supuesto, tenemos que entender correctamente y enseñar precisamente la verdad acerca de la justificación, debemos recordar que acudimos a Cristo por la fe en Él, no en base a la corrección de nuestra detallada doctrina de la justificación. ¿Cuántos conversos nuevos (genuinos) en cualquier tradición pueden explicar la justificación? J. I. Packer reprende a las personas que creen que la misericordia de Dios "reposa sobre personas que son nocionalmente correctas".{23} Habiendo leído algunas exposiciones de la Biblia y escritos devocionales católicos -aun del Papa mismo-, me cuesta creer que estoy leyendo las palabras del anticristo (algo que los protestantes han sabido llamar al Papa) o que estos escritores no eran para nada cristianos. De nuevo, esto no reduce la legítima importancia de la doctrina de la justificación, sino busca una comprensión correcta de la importancia de la comprensión de la doctrina por parte de una persona antes de que pueda ser salva.

No hay duda de que hay cristianos en la Iglesia Católica Romana, tan seguramente como que hay no cristianos en iglesias evangélicas. Deberíamos dedicarnos a la tarea del evangelismo en todas partes. Como con todos, nuestro testimonio debería ser claro a los católicos que nos rodean. Si ellos dan a entender que no conocen a Cristo, entonces les diremos cómo pueden conocerlo. Lo que no debemos hacer es tener la actitud de: "Bueno, es un católico, así que no puede ser salvo".

Opciones para la unidad

Veo tres marcos posibles para la unidad. Uno, es la unidad en el nivel social-cultural-político. En estas áreas podemos hacer que el pensamiento religioso conservador influya en los asuntos del día. Creo que esto es lo que Peter Kreeft pide en un artículo titulado "Jihad ecuménico", donde amplía el círculo lo suficiente como para incluir a los judíos y musulmanes.{24}

La segunda opción es la unidad eclesiástica plena. El foco aquí está en la oración de Jesús por la unidad. Así como Cristo es uno, nosotros debemos ser uno. Esto va más allá de la cooperación en la plaza pública; es un llamado a una Iglesia, una única institución visible. Neuhaus dice que somos una iglesia; simplemente no estamos actuando como tal. Un escritor señala que este tipo de unidad "es un 'acto costoso', que involucra la muerte y el renacimiento de las iglesias confesionales existentes".{25} El teólogo católico Avery Dulles cree que una unidad plena de este tipo podría ser legítima entre grupos que tienen una herencia común, como los católicos y los ortodoxos orientales. "Pero esa meta no es ni realista ni deseable para comunidades separadas tan ampliamente como los evangélicos y los católicos. Para el presente y el futuro previsible, ambos seguirán constituyendo familias religiosas distintas".{26} Las tensiones que crearía una unidad de este tipo serían excesivas.

Una tercera posibilidad es un camino intermedio entre los dos primeros. Involucra el reconocimiento de una cosmovisión cristiana sostenida mutuamente, junto con un reconocimiento y aceptación de nuestras diferencias, buscando la paz entre las tradiciones y un trabajo en equipo en la guerra cultural. Aquí la teología es importante; los evangélicos comparten con los católicos lo que no comparten con, por ejemplo, los musulmanes, que son moralmente conservadores. Podrían entender a Abraham Kuyper, el primer ministro de Holanda que, a fines del siglo XIX, dijo:

"Ahora bien, en este conflicto [contra el liberalismo], Roma no es un antagonista, sino que está de nuestro lado, en tanto y cuando reconoce y sostiene la Trinidad, la Deidad de Cristo, la Cruz como un sacrificio expiatorio, las Escrituras como la Palabra de Dios, y los Diez Mandamientos. Por lo tanto, déjeme preguntar: si los teólogos romanos toman las espada para luchar valiente y hábilmente contra la misma tendencia que nosotros mismos pensamos combatir hasta la muerte, ¿no corresponde a la sabiduría aceptar la valiosa ayuda de su elucidación?".{27}

Kuyper estaba tratando aquí con la teología liberal. Pero el principio es válido para el contexto actual. Si Kuyper podía mirar a la iglesia católica en busca de cierto apoyo para cuestiones teológicas contra los protestantes liberales, sin duda podemos unirnos a ellos para hablar a una cultura de ateísmo práctico y enfrentar esta cultura.

El cardenal Joseph Ratzinger ha propuesto una estrategia de dos puntas para lograr la unidad de la iglesia. La primera tarea es la unidad completa y visible según lo que pide el "Decreto sobre el ecumenismo". Sin embargo, la plena unidad sólo puede llegar mediante la obra especial del Espíritu Santo. "La segunda tarea ... es buscar metas intermedias". Dice:

"Debe quedar en claro que nosotros no creamos la unidad, así como no producimos la justicia mediante nuestras obras, pero que por otra parte no debemos quedarnos sentados mano sobre mano. Aquí, entonces, sería una cuestión de aprender constantemente y nuevamente del otro mientras respetamos su otredad".{28} Avery Dulles dice que la comunidad heterogénea de católicos y evangélicos aún tiene mucho que hacer conjuntamente. "Pueden unirse en su testimonio fundamental de Cristo y el evangelio. Pueden afirmar juntos su aceptación de la fe apostólica incluida en los credos y los dogmas de la iglesia primitiva ... Pueden protestar conjuntamente contra los credos falsos y debilitadores del secularismo militante. En todas estas formas pueden valorar y profundizar la unidad que ya es suya en Cristo".{29}

Dulles ofrece algunos consejos con relación a qué hacer durante este período interino.{30} Los presentaré sin comentarios:

  • Buscar corregir malentendidos acerca de la otra tradición.
  • Sorprenderse de la gracia de Dios, quien continúa otorgando favores aun sobre aquellos cuya fe se expresa de formas que podemos considerar erradas.
  • Respetar la libertad e integridad de cada uno.
  • En vez de seguir el camino de la reducción a algún denominador común, las partes deberían buscar un ecumenismo de enriquecimiento mutuo, preguntando cuánto pueden dar y recibir unos de otros.
  • Regocijarse ante los muy importantes vínculos de fe y práctica que ya nos unen, a pesar de nuestras diferencias. (Leer las mismas Escrituras, confesar el mismo Trino Dios y a Jesús como verdadero Dios y verdadero hombre, etc.)
  • Podemos participar en testimonios conjuntos en nuestra acción social.
  • Orar por la obra del Espíritu en restablecer la unidad y descansar sabiendo que tiene que ser obra de Él y no de nosotros.

Voces de protesta

No todos los estudiosos y líderes de iglesias evangélicas están a favor del diálogo católico/evangélico, al menos con relación al documento "Evangelicals and Catholics Together". Representantes tan famosos como R. C. Sproul, John MacArthur, Michael Horton y D. James Kennedy han objetado partes importantes de este documento.

La base del diálogo ECT fue la convicción de que "los evangélicos y los católicos son hermanos y hermanas en Cristo".{31} Fue sobre este fundamento que los dos grupos se unieron para considerar una respuesta cristiana a los temas sociales actuales. Pero hay quienes cuestionan si una declaración tan amplia es correcta. ¿Somos realmente "hermanos y hermanas en Cristo"?

MacArthur presenta las preocupaciones fundamentales en un artículo de la revista de The Master's Seminary, del cual es presidente. Él cree que "Evangelicals and Catholics Together" estaba tan preocupado por los temas sociales que minimizó la importancia de doctrinas clave y transigió en ellas. El tema fundamental es la cuestión de la justificación. ¿Somos salvos por la fe más las obras, o por la fe sola? La justificación, ¿es imputada o infundida? (es decir, ¿somos declarados justos o somos hechos justos?). El Concilio de Trento, convocado por la Iglesia Romana a fines del siglo XVI, anatemizó a quienes creen "que la fe sola en las promesas divinas es suficiente para obtener la gracia" (Trent, ses. 7, canon 8).{32} El Concilio de Trento también dejó en claro que la justificación se obtiene mediante el sacramento del bautismo (Trent, ses. 6, cap. 7).{33} Además, la Iglesia Romana sostiene que la justificación es un proceso en curso mediante el cual somos hechos justos, y no una declaración de que somos justos. MacArthur arguye que esto constituye un evangelio distinto.

R.C. Sproul dice lo siguiente: La pregunta del siglo XVI sigue en disputa: ¿Es la justificación por fe sola un elemento necesario y esencial del evangelio? ¿Debe una iglesia confesar sola fide para ser una iglesia verdadera? ¿O puede una iglesia rechazar o condenar la justificación por la fe sola y seguir siendo una iglesia verdadera? Sin duda, los reformadores no lo pensaban. Aparentemente, los que redactaron y firmaron ECT piensan distinto".{34}

MacArthur insiste en que, aun cuando podamos todos recitar el Credo de los Apóstoles juntos, si diferimos en la cuestión central del evangelio, estamos hablando de religiones completamente distintas. Si el evangelicalismo y el catolicismo romano son religiones distintas, ¿cómo podemos decir que somos "hermanos y hermanas en Cristo"?{35}

Por lo tanto, hay quienes creen que el diálogo entre evangélicos y católicos romanos es un esfuerzo espurio. Sin embargo, aun entre quienes toman una postura firme con relación a la visión de la justificación de la Reforma, hay algunos que todavía ven algún valor en hacer causa común con los católicos en temas sociales. Por ejemplo, una declaración firmada por John Armstrong, el fallecido James Montgomery Boice, Michael Horton y R.C. Sproul, entre otros -que firmaron también "An Appeal to Fellow Evangelicals", una fuerte declaración contra la visión romana de la justificación- dice lo siguiente: "El alcance del consenso credal que vincula a los evangélicos ortodoxos con los católicos romanos justifica hacer causa común en los temas morales y culturales de la sociedad. Los católicos romanos y los evangélicos tienen toda la razón para unir sus mentes, corazones y manos cuando están en juego valores y patrones de comportamiento cristianos". Sin embargo, esto no excluye la prioridad del cumplimiento de la Gran Comisión.{36}

La importancia del tema

Hay varias razones por las que las conversaciones actuales entre evangélicos y católicos (y ortodoxos orientales también) son importantes. Primero, es simplemente la reafirmación de lo que creemos. En estos tiempos de escepticismo acerca de la posibilidad siquiera de conocer lo que es verdadero, y la práctica de muchos de escoger creencias según su funcionalidad práctica, es bueno pensar cuidadosamente en lo que creemos y por qué lo hacemos. Una mujer que conozco me dijo que a ella no le interesan todas esas diferencias denominacionales. "Yo simplemente amo a Jesús", dijo. "Déme a Jesús, simplemente". Uno tiene la sensación, a partir de todo lo que se nos enseña en la Biblia que Jesús quiere que tengamos más, lo cual significa una comprensión más profunda de Dios y de sus caminos. Al estudiar nuestras similitudes y diferencias con los católicos romanos, nos vemos forzados a llegar a una comprensión más profunda de nuestras propias creencias.

También tenemos la oración sacerdotal de Jesús, en la que ora fervientemente por la unidad en su cuerpo. ¿Lo decía en serio? ¿Alcanza con decir simplemente: "Bueno, la iglesia romana difiere en su doctrina de la justificación, así que no pueden ser cristianos", y darles la espalda? ¿O mantenernos a distancia de ellos porque tienen otras creencias en algunas cosas? Sin renunciar a nuestras propias convicciones, ¿no vale la pena dedicar un tiempo para asegurarnos de nuestras propias creencias y las de los demás antes de decir que la oración de Jesús no es aplicable?

J.I. Packer dice lo siguiente: "Por mucho que las divisiones históricas puedan haber sido justificadas como la única forma de mantener intactas la fe, la sabiduría y la vida espiritual en un momento específico, continuarlas complacientemente y sin intranquilidad no es justificable".{37} Un simple reconocimiento del terreno común sobre el cual estamos parados sería un paso adelante para contestar la oración de Jesús. Los debates que seguirán al volver a aclarar nuestras diferencias pueden hacernos avanzar en nuestra comprensión teológica y nuestra vinculación en el reino.

Por supuesto, la guerra cultural que generó esta discusión en primer lugar es otra buena razón para unirnos. Descubrir nuestras similitudes en la comprensión moral abrirá puertas de ministerio y testimonio cooperativo en la sociedad. Chuck Colson cree que la única solución a la crisis cultural actual "es una reeducación de la conciencia".{38} ¿Cómo puede ser reeducada la conciencia? "En la base, todo tema que divide al pueblo estadounidense", dice Colson, "es religioso en esencia".{39} Se requerirá una reeducación del conocimiento de Dios para generar un cambio. Al compartir la misma cosmovisión básica, podemos hablar juntos en los lugares públicos sobre los temas del día.

Finalmente, considere lo que podemos aprender unos de otros. Los evangélicos pueden beneficiarse del profundo estudio teológico y filosófico de los eruditos católicos, mientras que los católicos pueden aprender de los evangélicos acerca del estudio en profundidad de la Biblia. Los evangélicos pueden aprender de los católicos lo que significa ser una comunidad de creyentes, ya que para ellos la Iglesia tiene prioridad por sobre el individuo. Los católicos, por otra parte, pueden aprender de los evangélicos lo que significa tener un andar personal con Cristo.

En resumen, hay discusiones o debates importantes y legítimos que deben realizarse en la iglesia sobre temas teológicos. Pero este tipo de discusiones sólo pueden llevarse a cabo si nos estamos hablando. Estamos obligados para con el Señor a buscar la unidad por la cual Él oró. Esta no es una unidad de conveniencia, sino una unidad basada en la verdad. Si uno estudia los temas detalladamente y determina que nuestras diferencias son demasiado grandes como para unión alguna en el nivel eclesiástico, al menos deberíamos ver el valor de unirnos en el nivel cultural: hablando la verdad acerca del único y verdadero Dios que envió a su único Hijo para redimir a la humanidad y que ha revelado su norma moral en la naturaleza y las Escrituras. Una norma que, de ignorarla, significará nuestra destrucción.

Notas

  1. El diálogo evangélico/católico romano es un tema serio. Si bien este artículo no se presenta como una crítica, se consideró que la falta de una voz de protesta en el artículo original podría sugerir el pleno endoso de este escritor (y de Probe) del diálogo, o aun un endoso implícito de la unidad eclesiástica. Una conversación que cuestiona el tema central de la Reforma, la justificación por fe, merece un escrutinio detallado. Por lo tanto, se hizo una revisión del artículo original para incluir algunas voces de protesta.
  2. Charles Colson, "The Common Cultural Task: The Culture War from a Protestant Perspective, " en Charles Colson and Richard John Neuhaus, eds., Evangelicals and Catholics Together: Toward a Common Mission (Dallas, TX: Word Publishing, 1995), 7ff.
  3. Ibid., 2.
  4. Si bien este movimiento incluye ahora a la Iglesia Ortodoxa Oriental, en este artículo me centraré en las relaciones evangélicas/católicas.
  5. Richard John Neuhaus, "A New Thing: Ecumenism at the Threshold of the Third Millennium," en James S. Cutsinger, Reclaiming the Great Tradition: Evangelicals, Catholics and Orthodox in Dialogue (Downers Grove: InterVarsity Press, 1997), 54-55.
  6. Richard John Neuhaus, "That They May Be One: Prospects for Unity in the 21st Century," una ponencia presentada en la conferencia "Christian Unity and the Divisions We Must Sustain," Nov. 9, 2001. Tom Oden da la fecha de inicio del viejo ecumenismo como 1948.
  7. Tom Oden, "The New Ecumenism and Christian Witness to Society," Pt. 1, una revisión de una alocución dada el 1 de octubre de 2001 en el 20o. aniversario de la fundación de The Institute on Religion and Democracy. Descargado de www.ird-renew.org/news/NewsPrint.cfm?ID=214&c=4 el 3 de diciembre de 2001.
  8. Ibid.
  9. Ibid.
  10. "Evangelicals and Catholics Together: The Christian Mission in the Third Millennium," First Things 43 (May 1994) 15-22.
  11. Packer defendió su decisión de firmar el documento en "Why I Signed It," Christianity Today. 12 de diciembre de 1994, 34-37.
  12. Por ejemplo, R.C. Sproul, Getting the Gospel Right: The Tie That Binds Evangelicals Together (Grand Rapids: Baker Books, 1999).
  13. Para un matiz distinto de la doctrina de un protestante evangélico, ver S. M. Hutchens, "Getting Justification Right," Touchstone, July/August 2000, 41-46.
  14. Rose Hill College está muy vinculada con la tradición ortodoxa.
  15. James S. Cutsinger, "Introduction: Finding the Center, in Cutsinger, ed. Reclaiming, 10.
  16. Neuhaus, "A New Thing," 57.
  17. Oden, "The New Ecumenism."
  18. J.I. Packer, "On from Orr: Cultural Crisis, Rational Realism and Incarnational Ontology," en Cutsinger, 156.
  19. J. Gresham Machen, Christianity and Liberalism (New York: Macmillan, 1924), 52; citado en Colson, 39-40.
  20. A partir de discusiones que he tenido con ex católicos he tenido la impresión de que hay una diferencia entre la teología católica autorizada y las creencias de los católicos laicos. No podemos tratar este tema aquí. Simplemente señalaré que estoy mirando los escritos de teólogos católicos y especialmente el catecismo católico para tener las enseñanzas de la Iglesia.
  21. Michael S. Horton, "What Still Keeps Us Apart?" en John Armstrong, ed., Roman Catholicism: Evangelical Protestants Analyze What Divides and Unites Us (Chicago: Moody, 1994), 251.
  22. Packer, "On from Orr," 174.
  23. Peter Kreeft, "Ecumenical Jihad," Cutsinger, ed., cap. 1.
  24. Avery Dulles, "The Unity for Which We Hope," en Colson and Neuhaus, Evangelicals and Catholics, 116-17. Dulles brinda aquí una descripción más detallada de esta clase de unidad. Dulles trata seis tipos de unidad diferentes.
  25. Ibid., 143.
  26. Abraham Kuyper, Calvinism and the Future (Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1898), 183-84; quoted in Colson, 39.
  27. Joseph Cardinal Ratzinger, Church, Ecumenism and Politics: New Essays in Ecclesiology (New York: Crossroad, 1988), 98, citado en Dulles, "The Unity for Which We Hope," 137-38.
  28. Dulles, "Unity," 144.
  29. Ibid., 138-140. Él da diez; yo he incluido siete.
  30. Colson, Evangelicals and Catholics, xviii.
  31. John F. MacArthur, "Evangelicals and Catholics Together," The Master's Seminary Journal 6/1 (Spring 1995): 30. Ver también R.C. Sproul, Faith Alone: The Evangelical Doctrine of Justification (Grand Rapids: Baker, 1995).
  32. MacArthur, 28.
  33. Sproul, Faith Alone, 30.
  34. Debe notarse que, debido a protestas como las de MacArthur, Sproul y otros, firmantes clave del documento emitieron luego una declaración en la que afirmaban su compromiso con las doctrinas de la "expiación sustitutiva y [la] justicia imputada de Cristo, que conducen a la plena seguridad de la salvación eterna ..." y a "la comprensión protestante de la salvación por la fe sola". Ver "Statement By Protestant Signers to ECT," disponible en www.leaderu.com/ect/ect2.html. Este escritor le recomienda leer también la declaración "Resolutions for Roman Catholic and Evangelical Dialogue", redactada por Michael Horton y revisada por J.I. Packer, y emitida por Alliance of Confessing Evangelicals en 1994, disponible en http://www.alliancenet.org/pub/articles/horton.ECTresolutions.html.
  35. "Resolutions for Roman Catholic and Evangelical Dialogue." Ver también "An Appeal to Fellow Evangelicals," una fuerte declaración contra el punto vista romano de la justificación, disponible en www.alliancenet.org/month/98.08.appeal.html.
  36. En otra línea, Donald Bloesch cree que R.C. Sproul, en su crítica de ECT, no se ha mantenido "a la par de los considerables esfuerzos en la discusión ecuménica en curso para zanjar la sima entre Trento y el protestantismo evangélico". Él cree que "sola fide sigue siendo una barrera formidable en las relaciones católico-protestantes, pero a diferencia de Sproul, no debe ser considerada insuperable". Ver sus comentarios en "Betraying the Reformation? An Evangelical Response," en Christianity Today, Oct. 7, 1996.
  37. Packer, "On from Orr," 157.
  38. Colson, "The Common Cultural Task," 13.
  39. Ibid., 14.

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Traducción: Alejandro Field


Acerca del autor

Rick Wade se graduó de Moody Bible Institute con un B.A. en Comunicaciones (radiodifusión) en 1986. Se graduó con honores en 1990 de Trinity Evangelical Divinity School con un M.A. en Pensamiento Cristiano (teología/filosofía), donde sus estudios culminaron en una tesis sobre la apologética de Carl F. H. Henry. Rick y su familia viven en Rowlett, Texas. Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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